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Reflejo roto [Fragmento 24]

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desmanteló sus deseos de ponerse guapo para la foto. Es más, fue tal el miedo que inculcó en él, que lo dejó con los pelos de punta. «Qué demonios era eso...», pensó antes de ver ensartado el filo de un cuchillo de sierra de pan en su garganta.

Di pa-ta-tatronó una voz ronca mientras lo miraba a los ojos en el reflejo del espejo roto por el impacto de las balas.

Quebrantahuesos soltaba gorgoritos indescifrables mientras de su cuello salía a borbotones sangre. Acto seguido, Hund retiró el cuchillo raudo. Y antes de que cayera de bruces contra el suelo del piso, le pintó una cruz invertida en la espalda del traje con la sangre que quedaba en el cuchillo.

Le había despertado su lado más ejecutor. Se percató de ello y se asustó a sí mismo. Soltó el cuchillo al verse desfigurado en el espejo. Era como si el mismo Demonio le hubiese poseído por unos instantes. El modo de ejecutar se parecía al de Honey B, una sabueso que embadurnaba a sus víctimas con miel para que "tuvieran una muerte empalagosa". Sus víctimas morían agujereadas con diferentes utensilios de cocina.

No sabía por qué había empleado su mismo modus operandi en esa ocasión. Pero agradeció que le saliera a pedir de boca. Cayó en la cuenta de que cualquier sabueso podría llegar a esa casa. Tenía que salir de ahí.

Cuando comprobó que tenía todo lo necesario para irse notó que había una tarjeta sobre la encimera de la cocina. «Esto antes no estaba aquí». Y antes de fundirse de nuevo con la oscuridad vio

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[Mirlord: empalagosa y miedos]

<<jaja, no, ¿qué ha pasao? --- sígueme el rollo>>

L O+ L E Í D O · A Y E R

Maiduti

Se ve luz al final del túnel, se ve, Se ve a Maiduti aclamada por su envés: no la juzgan por su portada, quiere creer. Un nuevo deber en la agenda apuntada. Avanzan los pasos, los logros quedan cerca. Brindemos por los "ligeramente". No saborearemos el oro, pero en bandeja de plata yo se lo pondré. Se ve luz al final del sueño, se ve, del punto y coma duradero, a los tres. El continuará como dolor de barriga: podré decir que lo intenté.  ANTERIOR ["Inktober de Poemas: 4 de octubre: Maiduti"] SIGUIENTE

Buscando.

Me di cuenta tarde. Estaba efectivamente buscándote entre la gente. Tantos datos que me diste de ti y nadie coincide contigo en la calle. Temo siempre por distraerme y encontrarnos sin saber que lo hemos hecho, por eso miro a todos lados, antes de cruzar. Al frente si el semáforo está en rojo. A la muchedumbre si parece inmensa; busco quien destaque de entre la marea. Pero luego me doy cuenta de lo absurdo que todo parece. ¿Se estará dando cuenta alguien de este ridículo que estoy haciendo? Pero si nadie se percata, yo te seguiré buscando.

Hineni

Esa mirada que se esconde entre el cárdigan de tus palpitaciones y los soplos de a quien lanzas corazones es la que me intriga.   Andas siempre sonriente, con unos luceros como la noche observándome ¿qué es lo que pensaron entonces?, me pregunté ¿cuando aterricé sobre esos lunares buscando placer y encontré a dos estrellas fugaces esperando a otro viandante? No lo sé.   Hay satélites ambulantes que buscan dónde resguardarse de una soledad imparable, y buscan ubicarse, orbitando para fijarse en sólo una presencia inapagable como tú.   Pero dudo que estos hilos nos juntasen así que velo por tus sueños, desde tu olvido, y admiro desde otro sitio que esos ojos bonitos, amen a quien amen, encuentren un destinatario fiable. Esto es sólo un mensaje desde un dudoso remitente allá donde te encuentres, si me necesitas aquí estaré.  [ 29 de octubre con: CÁRDIGAN. Aportación de E udyptes] POEMTOBER SIGUIENTE

Nunca la misma; siempre diferente

Inmarcesible Que no puede marchitarse. Siempre el mismo discurso que no marchita, las mismas palabras cansinas, arrastradas, casi automáticas, sin ser románticas, siempre el mismo augurio, las mismas resignaciones prescritas, los mismos focos sobre la misma mirada de ojos: la nostalgia de poder haber sido otro quien se comiese el marrón. De los tiempos donde una se engañaba a sí misma y el reflejo le decía que no, que no eran buenos tiempos para sentir afecto ni pedir cariño, o la herencia, o la querencia en la que siempre se queda, esa estancia de indiferencia, no hay ventanas, sólo espejos y a caminar a tientas. Siempre es el mismo sermón inmarcesible en sus renglones, jugando en los laterales, recortando los bordes, sin ser extremistas opuestos, siempre conociendo las reglas, los juegos sucios, los trucos, temiendo los ases bajo las mangas, los puñales por la espalda. Siempre es el mismo resultado para quien juega en casa. Sin embargo nunca es la misma persona quien ...