Dejarte en ascuas [Fragmento 27]

...

querer salir cuanto antes de su casa, la suerte volvió a no estar de su lado.

Buongiorno, amico cane un armario de más de dos metros, recio, con una complexión de gorila de discoteca esperaba al otro lado de la parte de atrás de la casa. Su compañero tiraba una moneda al aire, sentado sobre el capó del coche mientras mascaba chicle.

Instintivamente Hund dio un paso hacia atrás, pero su educación mercenaria y disciplina profesional le hizo a su vez agradecer el encuentro. Cabeceó levemente a modo de reverencia, sin perder de vista el contacto ocular. Tres sabuesos contra uno. «Not fair.» Los italianos y seguramente Ascuas, una de las ejecutoras más conocidas en la célula. El olor a chamuscado tras él, le confirmó que así era.

Buongiorno anche a te, signora fiammeggiante saludó el del capó amablemente, quitándose el sombrero ante la presencia de una sabueso.¿A qué se debe este encuentro tan...fortuito? dijo mientras se acercaba adonde su compañero y agudizaba el tono rebelando sus ansias de jugar a algo que tanto le apetecía: cazar.¿Acaso... querías deleitarnos con la tua presenza?

La mencionada sonrío. Hund lo supuso porque a uno de los italianos le contagió la sonrisa picarona que Ascuas plasmaba siempre en su bello rostro eslavo.

¿Y quizás esta prestazione de llamas es una...? se regodeó en sus propias palabras mientras se acercaba incluso más a su compañero¿...proposición indecente para después del trabajo?

Ascuas volvió a soltar su risita picaresca. Y con sus andares singulares, insinuantes y provocativos, soplete en mano, se acercó al delgaducho que esperaba ansiado al menos una recompensa y le dijo acercándose a unos metros de sus labios, haciéndole retroceder hasta el coche y obligándole a sentarse de nuevo:

Muchas gracias por todo, amore. Porque este cuerpo dejaste en ascuas cuando te marchaste. Y ahora reclama llamas, si tú gustas, qué tal esta noche. E ora rivendica le fiamme, se vuoi.

Apoyó el candente soplete sobre su regazo y éste sonrió.

Ma... prefiero sin que un perro nos esté mirando.

Ascuas se giró sensualmente rozando con sus labios los del italiano, el armatoste ya había sacado el arma. Hund estaba en posición defensiva. «Que dé comienzo el banquete», dijo con los ojos. «A quien le tocase fregar el pavimento, le costaría trabajo y tiempo». El italiano desenfundó su pistola y

...

[Natalia: fregar y agradecer]

<<jaja, no, ¿qué ha pasao? --- sígueme el rollo>>

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