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Incidentes pasados [Fragmento 13]

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pisó un charco de agua que le empapó la pantorrilla, pero no le importó. Cuando se va de caza, da igual que nieve, haga tormenta de mil diablos o sople un vendaval de órdago a la grande, el objetivo es alcanzar a la presa antes de que te alcancen a ti.

Se sonrió. En lo que pudo llamar familia de acogida en su juventud, había un dicho algo confuso que era »si el gato entró sigilosamente al bolso, el logro estaba asegurado«. El demonio entró sigilosamente en él, y para cuando su familia, que le dio refugio por un tiempo, se dio cuenta, Jävul estaba sonriendo como maníaco sobre el capó del coche policial.

Fue un caso muy sonado. Tras pasar largos años en una prisión para menores, reformatorio de dudosos métodos de corrección de conducta, la célula lo liberó. Una nueva oportunidad para hacer del Demonio, un arma de matar al servicio secreto del Estado.

Pero en la célula ya despertó algún que otro pavor por aparte de sus compañeros. Los primeros años se funcionaba en equipos de dos pero tras el incidente interno, cambiaron la mecánica de trabajo, otorgando a Jävul un nuevo puesto de 'Sabueso Solitario', que más adelante se aplicaría a más agentes.

Jävul siguió recorriendo calles pero de repente, se le iluminó la mente: ¿adónde iría una presa herida? Y sus largos colmillos asomaron cuando en su cabeza encontró el destino ideal para una presa con miedo.

Cambió su trayectoria y se fue directo hacia 

...

[Pau: agua y felinos]  

<<jaja, no, ¿qué ha pasao? --- sígueme el rollo>>

L O+ L E Í D O · A Y E R

Maiduti

Se ve luz al final del túnel, se ve, Se ve a Maiduti aclamada por su envés: no la juzgan por su portada, quiere creer. Un nuevo deber en la agenda apuntada. Avanzan los pasos, los logros quedan cerca. Brindemos por los "ligeramente". No saborearemos el oro, pero en bandeja de plata yo se lo pondré. Se ve luz al final del sueño, se ve, del punto y coma duradero, a los tres. El continuará como dolor de barriga: podré decir que lo intenté.  ANTERIOR ["Inktober de Poemas: 4 de octubre: Maiduti"] SIGUIENTE

Buscando.

Me di cuenta tarde. Estaba efectivamente buscándote entre la gente. Tantos datos que me diste de ti y nadie coincide contigo en la calle. Temo siempre por distraerme y encontrarnos sin saber que lo hemos hecho, por eso miro a todos lados, antes de cruzar. Al frente si el semáforo está en rojo. A la muchedumbre si parece inmensa; busco quien destaque de entre la marea. Pero luego me doy cuenta de lo absurdo que todo parece. ¿Se estará dando cuenta alguien de este ridículo que estoy haciendo? Pero si nadie se percata, yo te seguiré buscando.

Hineni

Esa mirada que se esconde entre el cárdigan de tus palpitaciones y los soplos de a quien lanzas corazones es la que me intriga.   Andas siempre sonriente, con unos luceros como la noche observándome ¿qué es lo que pensaron entonces?, me pregunté ¿cuando aterricé sobre esos lunares buscando placer y encontré a dos estrellas fugaces esperando a otro viandante? No lo sé.   Hay satélites ambulantes que buscan dónde resguardarse de una soledad imparable, y buscan ubicarse, orbitando para fijarse en sólo una presencia inapagable como tú.   Pero dudo que estos hilos nos juntasen así que velo por tus sueños, desde tu olvido, y admiro desde otro sitio que esos ojos bonitos, amen a quien amen, encuentren un destinatario fiable. Esto es sólo un mensaje desde un dudoso remitente allá donde te encuentres, si me necesitas aquí estaré.  [ 29 de octubre con: CÁRDIGAN. Aportación de E udyptes] POEMTOBER SIGUIENTE

Nunca la misma; siempre diferente

Inmarcesible Que no puede marchitarse. Siempre el mismo discurso que no marchita, las mismas palabras cansinas, arrastradas, casi automáticas, sin ser románticas, siempre el mismo augurio, las mismas resignaciones prescritas, los mismos focos sobre la misma mirada de ojos: la nostalgia de poder haber sido otro quien se comiese el marrón. De los tiempos donde una se engañaba a sí misma y el reflejo le decía que no, que no eran buenos tiempos para sentir afecto ni pedir cariño, o la herencia, o la querencia en la que siempre se queda, esa estancia de indiferencia, no hay ventanas, sólo espejos y a caminar a tientas. Siempre es el mismo sermón inmarcesible en sus renglones, jugando en los laterales, recortando los bordes, sin ser extremistas opuestos, siempre conociendo las reglas, los juegos sucios, los trucos, temiendo los ases bajo las mangas, los puñales por la espalda. Siempre es el mismo resultado para quien juega en casa. Sin embargo nunca es la misma persona quien ...