Esquinazo a la Muerte [Fragmento 9]
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un extraño que lo miró de reojo y se quejó. Pero no había tiempo de pedir perdón, corría en juego su vida. Ya no distinguía si el dolor que sentía era por el balazo o porque le iba a dar un infarto cuando menos se lo esperase. No obstante, siguió corriendo unas manzanas más adelante, doblando más esquinas y recorriendo calles y calles hasta cerciorarse que no estaba por ninguna avenida grande.
No sabía si había pasado el tiempo necesario para dar esquinazo a un fumador ocasional y sus ansias de recompensa o si necesitaba esquivar a la Muerte un poco más. Lo que sí que sabía es que tenía que encontrar a un médico de confianza antes de que cualquier sabueso le encontrase a él. Si tenía que elegir cómo morir prefería morir a su manera que de la mano de un infausto sabueso, como cualquiera de los de la célula.
Un cigarrillo se fumaba en tres o cuatro caladas, pero apretar el gatillo era cuestión de un dedo. Definitivamente tenía que recordar en qué cuchitril vivía aquel médico que otra de las veces que estuvo al borde de la muerte, le ayudó. Seguramente dos calles más adelante porque esa zona ya era el Bloque Púrpura, zona peligrosa para cualquier foráneo. Así pues se puso en marcha de nuevo y perdiéndose por la niebla se oyó el ruido de un
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