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Mostrando entradas de mayo, 2016

El Sarcamo del Viento

Dicen los rumores que cantan ruiseñores y hablan mal de ti, Construyen los susurros palabras y mundos que nunca vi, Divinos son los poetas que escriben sus saetas y me las dedican a mí, Pero sólo el sarcasmo sabe, lo que duele es la clave de estar hoy aquí, Los cielos, aunque no grises, desvelan tristes, el porvenir, Maldito sarcasmo que sopla, desde las altas copas hasta la hoja que cogí, Es Sarcasmo del Viento, lo que yo siento y me hace morir.

Cuando lloramos...

La pasión… en llamas que quede entre las sábanas la experiencia, el éxtasis del amor. Seamos metamorfosis… colores de una era que comienza, seamos docentes en flor. La amargura… dulce hedor que regule las aguas la navegación de un hundido barco. Fundámonos en hierro… puro placebo creando un apuntado arco. El placer… recorriéndome los párpados al poder disfrutar de tu sonrisa al conducirme al naufragio. Decidamos morir… para siempre quitándonos la vida limón y naranjo. Acre despedida… dame un fuerte abrazo fluiremos entre viento y espacio pacífico verano.

Líbido (Microrrelato)

La mata. Todas las noches, la mata limpiamente sin compasión. No a cuchilladas sino con su falta de amor.                                                              Esther Ochoa

Había

Había una casa, Y en la casa una sala Grande Iluminada. Y en la sala Había un piano, Un gran piano de cola Negro; Y una mesa Con partituras y una silla El techo era abuhardillado. En la sala había dos chicos. Dos exactamente iguales; Exactamente diferentes ambos. Uno tocaba el piano, Pero las cuerdas no sonaban. Otro escribía canciones, Pero los papeles ya tenían palabras. Afuera no se veía nada, Solo un blanco cegador. Como una Nada. Uno O los dos Preguntó: -¿Quién eres?- ¿Quiénes eran? Se había roto el hechizo. Más tarde en la sala No había Nada. Esther Ochoa