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Liten Hund [Fragmento 15]

...

🎝 Liten Hund, Liten Hund, dónde te metiste que contigo jugar yo quiero, Liten Hund, Liten Hund. 🎝

No había ni una sola luz dada en aquel lugar. Jävul agarraba con decisión la glock; le solían llamar Nattögon u 'ojos de noche' en sueco, porque era sobrehumana la calidad con la que podía distinguir los objetos habiendo poca luz en un lugar o incluso al caer el día. No necesitaba casi las gafas nocturnas o de detección de calor corporal, Jävul sentía dónde había un corazón palpitante y dónde un cadáver.

Seguía cantando mientras inspeccionaba cauto cada rincón de la casa por si, en un movimiento en falso, arrancaba su hermano a atacarle, preso del miedo y las ansias de seguir existiendo. Fue hacia lo que podía ser considerado la sala de estar, y tras comprobar que efectivamente, su hermano no se encontraba en el piso de abajo, sus ojos se centraron en la roñosa escalera que daba al piso de arriba. 

Era una casa de protección sin jardín para evitar posibles asaltos, pero para mimetizarse con el resto de las de vecindario, se había edificado como un humilde dúplex sin lujos, oscuro y unipersonal. Cortesía de los arquitectos de la célula.

🎝 Liten Hund, Liten Hund, si quieres jugar al escondite, juguemos, yo cuento hasta diez y tú te escondes bien, Liten Hund, Liten Hund. 🎝

Las escaleras que antaño ambos habían subido cientos de veces crujían con cada paso que daba, casi pudo sentir un sentimiento de nostalgia, pero...

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[David: jardín y nostalgia]

<<jaja, no, ¿qué ha pasao? --- sígueme el rollo>>

L O+ L E Í D O · A Y E R

Maiduti

Se ve luz al final del túnel, se ve, Se ve a Maiduti aclamada por su envés: no la juzgan por su portada, quiere creer. Un nuevo deber en la agenda apuntada. Avanzan los pasos, los logros quedan cerca. Brindemos por los "ligeramente". No saborearemos el oro, pero en bandeja de plata yo se lo pondré. Se ve luz al final del sueño, se ve, del punto y coma duradero, a los tres. El continuará como dolor de barriga: podré decir que lo intenté.  ANTERIOR ["Inktober de Poemas: 4 de octubre: Maiduti"] SIGUIENTE

Buscando.

Me di cuenta tarde. Estaba efectivamente buscándote entre la gente. Tantos datos que me diste de ti y nadie coincide contigo en la calle. Temo siempre por distraerme y encontrarnos sin saber que lo hemos hecho, por eso miro a todos lados, antes de cruzar. Al frente si el semáforo está en rojo. A la muchedumbre si parece inmensa; busco quien destaque de entre la marea. Pero luego me doy cuenta de lo absurdo que todo parece. ¿Se estará dando cuenta alguien de este ridículo que estoy haciendo? Pero si nadie se percata, yo te seguiré buscando.

Hineni

Esa mirada que se esconde entre el cárdigan de tus palpitaciones y los soplos de a quien lanzas corazones es la que me intriga.   Andas siempre sonriente, con unos luceros como la noche observándome ¿qué es lo que pensaron entonces?, me pregunté ¿cuando aterricé sobre esos lunares buscando placer y encontré a dos estrellas fugaces esperando a otro viandante? No lo sé.   Hay satélites ambulantes que buscan dónde resguardarse de una soledad imparable, y buscan ubicarse, orbitando para fijarse en sólo una presencia inapagable como tú.   Pero dudo que estos hilos nos juntasen así que velo por tus sueños, desde tu olvido, y admiro desde otro sitio que esos ojos bonitos, amen a quien amen, encuentren un destinatario fiable. Esto es sólo un mensaje desde un dudoso remitente allá donde te encuentres, si me necesitas aquí estaré.  [ 29 de octubre con: CÁRDIGAN. Aportación de E udyptes] POEMTOBER SIGUIENTE

Nunca la misma; siempre diferente

Inmarcesible Que no puede marchitarse. Siempre el mismo discurso que no marchita, las mismas palabras cansinas, arrastradas, casi automáticas, sin ser románticas, siempre el mismo augurio, las mismas resignaciones prescritas, los mismos focos sobre la misma mirada de ojos: la nostalgia de poder haber sido otro quien se comiese el marrón. De los tiempos donde una se engañaba a sí misma y el reflejo le decía que no, que no eran buenos tiempos para sentir afecto ni pedir cariño, o la herencia, o la querencia en la que siempre se queda, esa estancia de indiferencia, no hay ventanas, sólo espejos y a caminar a tientas. Siempre es el mismo sermón inmarcesible en sus renglones, jugando en los laterales, recortando los bordes, sin ser extremistas opuestos, siempre conociendo las reglas, los juegos sucios, los trucos, temiendo los ases bajo las mangas, los puñales por la espalda. Siempre es el mismo resultado para quien juega en casa. Sin embargo nunca es la misma persona quien ...