Reconocer

Ojalá que las veces que dijiste no te quiero ver, no fueran ciertas,

que las noches que no quisiste volver, no hubiesen sido horas muertas,

y que las campanas que sonaron una y otra vez, calmasen las aguas hasta dejarlas quietas.

 

Ojalá que ese número capicúa no fuese la fecha que me grabé en la piel,

que las palabras no fueran tan afiladas cuando vienen con hiel,

y que aquellas caricias que no llegaron a besos, hubiesen sido de miel.

 

Ojalá que te encuentre entre estos versos,

que para volverte a tener no tenga que invertir los gestos,

y que la espada y la pared sólo transmitan silencios.

 

Ojalá, permíteme..., ojalá reconocer,

que cuando quieres herir, hieras, para yo poder

aconsejarme a mí misma las recetas, y no tener que sufrir más, ¡joder!

 

Ojalá te persigan las malas lenguas; que las consecuencias hagan justicia,

que los hechos siembren tempestades, con o sin malicia,

y que si un día me vuelvo a mirar ante el espejo, me diga:

Cariño, te quiero,

y que el piropo sea como un palíndromo benévolo,

que me cure al decirme que me quiero,

y que me quite estas ganas de llorar que tengo.


Ojalá que mis pesadillas me dejen dormir aún con la luz azul del techo,

que acabe acunada en las marañas de Morfeo,

y que aunque no te citase en todo el poema, supieras que eres tú a quien me refiero.


[1 de octubre con: PALÍNDROMO. Aportación de Anónima]

POEMTOBER SIGUIENTE


 

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