¿Podrías hacerte tanto daño?
que sé adonde quiero ir, y mentir,
puedo caminar con decisión y decir
los proverbios y mantras que a otros les he oído instruir,
y no aplicarme ninguno para variar. Y seguir así hasta ser sólo un triste ronin
solitario,
sin destino definido ni maestro, ni adversarios,
creerme el mejor de todos los sabios, e ir con el orgullo falso de un ser legendario.
Pero no soy de los que se creen sus mentiras con tan pocos entramados,
necesitaría engañarme tanto
que ya ni distinguiría, desde dónde me engaño.
A tu pregunta. Sí, podría.
Podría hacerme tanto daño
que creo que el harakiri no dolería
más sólo gotearía
de un falso samurái de Perogrullo
sangre perdida, nada se perdería.
Todo seguiría.
Pero mi determinación por ahí no me guía,
la incertidumbre de mis pasos me vigila
y atiende cada errar que hago,
y si mi brújula vital se lía,
cruzaré el campo
hasta encontrar lo que busco:
El camino enzarzado de quien lucha contra su propio pasado.