Precios congelados
—¿A cuánto está el quilo de meros?
—Al mismo que el del berberecho.
—¿Y a cuánto está el quilo de los berberechos?
—A la mitad del quilo de langostinos.
—¿A cuánto está el quilo de langostinos?
—A dos euros más que el de mejillones.
—¿Y a cuánto vendes el quilo de mejillones?
—A la mitad que el quilo de gambas.
—¿Y cómo anda el quilo de gambas?
—A mitad de precio que el de las langostas.
Vicenta Aparicio miró al pescadero arqueando la ceja.
—Deme un quilo de eso y cóbreme.
—¿De esto, señora?— señaló sorprendido. Vicenta asintió preparando ya el carro para cubicarlo. El pescadero se rascó la cabeza le preguntó a Doña Palaturfas a cuánto podía vender el quilo que le pedía doña Vicenta. Y le dijo a 2,20 euros. Y Vicenta, a falta de capacidades calculadoras, se fue con la verdura congelada que acompañaba los mostradores de la pescadería tan a gusto como un arbusto.