Doble negación
Sólo me dejó escrito ¡nanay!, y supe que no podía hacer nada por ello. Era una negación rotunda. Y sé que no hago nada, ni enfadándome ni diciéndole ná. Pero creo que se dijo todo con esa palabra. El silencio rotundo respondió por mí y nos quedó claro a ambos lo cobarde que fui. A ella más que a mí, y así la dejé marchar. Nunca más haría eso me dije la última vez que pasó, y siempre repito como humano que soy... parezco masoca tropezándome con la misma piedra siempre. Y siempre cayendo. Aunque más que masoca, parezco gilipollas...
Sólo me dejó por escrito.
Y no le hizo falta pensárselo dos veces. Y ahora, deambulo buscando el sí quiero en algún alma insensata que se embarque a encallar conmigo en una aventura sin futuro.
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