Claveles rojos


Claveles RojosCaminaba mirando al horizonte, claveles en mano y con el corazón afligido por los recuerdos, pero orgullosa de aquel "soldado desconocido", su hijo que cayó en la batalla, valiente, altivo. Siempre en su memoria.

Caminaba en silencio, a esas horas no había más que un puñado de militares rindiendo culto al monumento. Llegó, rezó un mantra en honor a su hijo, unas palabras de respeto mientras sujetaba entre sus temblorosas manos ese ramillete de claveles rojos. Ya no lloraba como antes, ahora sólo recordaba los tiempos antiguos de nieves, de cuando se fue y no volvió. Ahora notaba en sus carrillos, ya no tan tersos como la juventud que pasó por ella, la ausencia de esas lágrimas cálidas pero sí el tembleque de la edad. Ya no notaba tanto el júbilo con la que se la conocía, ahora más la solemnidad era la que le invadía.

Uno de los veteranos se le acercó con precaución y demostrándole sus respetos.

—С днём поведы, Ольга.

Las arraigadas arrugas de la buena señora esbozaron levemente una sonrisa de agradecimiento.

Спасибо.

Y se quedaron mirando el manto de claveles rojos a los pies del monumento.

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