¡Bon Appétit!

¿Puedes ser más truculento y visceral?
Década tras década, en decadencia.
El interés que te corroe por dentro, cada vena palpitante de tu verdadera naturaleza,

tus impulsivas reacciones que desnudan el alma en tiempos de hambre y demuestran
que la ética se quedó atrás, fuera del hoyo que te mantiene despierta,
atenta,

hay ojos que miran desde párpados cerrados, hay egoísmo y personas sedientas
hay ladrones que piensan que todos los seres de alrededor son de su condición, y revientan,
y antes de ser cazado, son cazador,

y antes de morir ahogado entre en desdén del piso anterior
prefieren lanzarse a su suerte, caer y ver qué les depara la muerte.
¿Dónde quedó la salvación?

¿Quién maneja el mundo que nos deja pingando de un fino hilo
que corta, con doble filo
esta cruel canción?

¿Dónde quedó la solidaridad si no es dentro de tu ombligo?
¿Dónde está tu dios cuando todo está perdido?
El error, la fatalidad,

las reflexiones fuera de guion, la adversidad ,
¿dónde quedó el prójimo?
¿Dónde escondiste tu verdadero yo?;

¿dónde están las virtudes cuando más sordez existe?
Quedaron soterrados los buenos deseos, quedaron hundidos,
colgados, redimidos

y al final del todo, quedó el mensaje.
El silencio.
La suspensión.

La realidad en ficción, la realidad que supera la ficción y se percata como imposible.
El ensueño distópico, la moraleja que no aprenderemos ni a golpes.
El trastorno del ser

que desgarra al lobo y deja entrever
entre las pieles, un cordero hambriento y con miedo
que vela por su propia supervivencia.

Te deja ver, quién vive hoy.
El Hoyo, 2019

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