Balada a la añoranza

Los acordes que golpean tus pisadas
son los que mueven al compás de tus pensamientos, mis miradas,
las huellas que dejas al pasar, el caminito que consigues trazar,
el destino que consigues crear acorde con el musical de tus palabras;

las notas que escribes en borrador
las notas que a piano tocas con resignación y dolor,
son los posos mojados de un café no tan amargo que tomaste en el ayer
y es que no notas que el mañana de ayer sería el futuro de hoy, y no lo supiste ver;

las salidas y escapadas, cuando la cabeza se pierde en ti
cuando no sabes que hacer y te acercas a mí
y diciéndome con susurro: ya estoy aquí, miro a mi alrededor y no veo más que el silencio,
y en el espejo las dos personas reflejadas, salidas están y no te miento...
pero me voy a volver a enamorar.

Las circunstancias que nos abruman y no nos dejan en paz
son los trazos que faltan en ese cuadro vital para poderlo acabar,
las diferentes vidas con las que un gato puede deambular
por las calles de los pardos, de los rojos, de los claros;
son las distintas situaciones alas que podemos llegar.
Las mismas, dos veces, nunca. Distintas, únicas siempre.

Los acordes que tus finos dedos tocan al pasar
por las cuerdas que forman su pelo, por los castaños que en flor están,
son los que producen el frío sonido del hielo, después de la verdad;
son las notas que dejaste en su pecho cuando viste que me iba sin más
son mis salidas por los cielos cuando quise escapar
son otras circunstancias... que algún día entenderás.

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