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uves de virtud [0611]

como flor que no olvida crecer
a n é m o n a
baila las aguas, para proteger
a inquilinos ajenos en su interior, sin perecer
cosquillas entre los juncos, a tules,
sus pestañas combinan con sus ojos azules
que eclipsan con el atardecer.

como un fastuoso y pintoresco lienzo
sol bañaba su tez
cubierta de cráteres y agujeros negros
de verano nació el abril
aguada que no para de resistir,
inhala fuego para existir;
un orgullo que quebró, por un prejuicio
siempre supiste lo que tuviste,
pero pensabas que nunca lo ibas a perder.
 
como ojos de jade que miran sin un fin
comentan al viento, vuelos que harían sin ti
y no anidan golondrinas en nidos hechos a ajenos
donde no son bienvenidas sus alas gráciles
menos si no se aprecian sus plumas hábiles
de saber volar contra marejadas y vientos
que se temple ese ser turbulento
que encuentre su propio término medio.
 
como uves de virtud se encuentran pocas veces
delante del arte, artistas desmientan
que vieron impresiones ajenas
y no pudieron retenerlas por inexpertas,
 
como excusas que no quieres reconocer
no puedes culpar a la musa por no querer ser uno de tus mil peces,
una carpa no se queda donde no hay amor por el koi, ella
nada entre nenúfares, nunca sabrás si la pescas
los espejismos que en ella creas
pueden no ser los que quieras,
menos serán lo que es.
 
como aprecio que riega con su propio amanecer
a solas en el estanque o junto a quien le consiga mecer
si ella le mira, profunda, penetrante, atraviesa sin perder
y ya vendrá, si quiere, a darse cuenta que
hay personas que conoces pocas veces en esta vida
aprovéchalas bien.
 

L O+ L E Í D O · A Y E R

Maiduti

Se ve luz al final del túnel, se ve, Se ve a Maiduti aclamada por su envés: no la juzgan por su portada, quiere creer. Un nuevo deber en la agenda apuntada. Avanzan los pasos, los logros quedan cerca. Brindemos por los "ligeramente". No saborearemos el oro, pero en bandeja de plata yo se lo pondré. Se ve luz al final del sueño, se ve, del punto y coma duradero, a los tres. El continuará como dolor de barriga: podré decir que lo intenté.  ANTERIOR ["Inktober de Poemas: 4 de octubre: Maiduti"] SIGUIENTE

Buscando.

Me di cuenta tarde. Estaba efectivamente buscándote entre la gente. Tantos datos que me diste de ti y nadie coincide contigo en la calle. Temo siempre por distraerme y encontrarnos sin saber que lo hemos hecho, por eso miro a todos lados, antes de cruzar. Al frente si el semáforo está en rojo. A la muchedumbre si parece inmensa; busco quien destaque de entre la marea. Pero luego me doy cuenta de lo absurdo que todo parece. ¿Se estará dando cuenta alguien de este ridículo que estoy haciendo? Pero si nadie se percata, yo te seguiré buscando.

Hineni

Esa mirada que se esconde entre el cárdigan de tus palpitaciones y los soplos de a quien lanzas corazones es la que me intriga.   Andas siempre sonriente, con unos luceros como la noche observándome ¿qué es lo que pensaron entonces?, me pregunté ¿cuando aterricé sobre esos lunares buscando placer y encontré a dos estrellas fugaces esperando a otro viandante? No lo sé.   Hay satélites ambulantes que buscan dónde resguardarse de una soledad imparable, y buscan ubicarse, orbitando para fijarse en sólo una presencia inapagable como tú.   Pero dudo que estos hilos nos juntasen así que velo por tus sueños, desde tu olvido, y admiro desde otro sitio que esos ojos bonitos, amen a quien amen, encuentren un destinatario fiable. Esto es sólo un mensaje desde un dudoso remitente allá donde te encuentres, si me necesitas aquí estaré.  [ 29 de octubre con: CÁRDIGAN. Aportación de E udyptes] POEMTOBER SIGUIENTE

Nunca la misma; siempre diferente

Inmarcesible Que no puede marchitarse. Siempre el mismo discurso que no marchita, las mismas palabras cansinas, arrastradas, casi automáticas, sin ser románticas, siempre el mismo augurio, las mismas resignaciones prescritas, los mismos focos sobre la misma mirada de ojos: la nostalgia de poder haber sido otro quien se comiese el marrón. De los tiempos donde una se engañaba a sí misma y el reflejo le decía que no, que no eran buenos tiempos para sentir afecto ni pedir cariño, o la herencia, o la querencia en la que siempre se queda, esa estancia de indiferencia, no hay ventanas, sólo espejos y a caminar a tientas. Siempre es el mismo sermón inmarcesible en sus renglones, jugando en los laterales, recortando los bordes, sin ser extremistas opuestos, siempre conociendo las reglas, los juegos sucios, los trucos, temiendo los ases bajo las mangas, los puñales por la espalda. Siempre es el mismo resultado para quien juega en casa. Sin embargo nunca es la misma persona quien ...