Ir al contenido principal

sin peros [1211]

Háblame sin peros
sin respetos
sin convicciones
sin la boca llena de dedos
sin callarte ni una nota
sin contar con ventaja
sin complejos
sin filtros
lo primero que pienses
que se justifique
con lo segundo que sientes.
 
Háblame desde cero
tanteándome con tonteo
aunque no sea nada
aunque no llegue a verlo
aunque sólo sea por matar el tiempo.
 
Háblame cuando te llegue esto
déjalo de lado como otro trasto...
 
Háblame en morse, en viento
en quejas, en remiendos
en verso, en besos presos
en prensa, en pitillos prensados
rimando por cada cosa que digo
dejando la conversación al filo.
 
Háblame como si no me conocieras
como si nunca hablarme quisieras
como si me confesaras tus pecados
como si te los eximiera
dime que no hay nada
y aun así siguieras
compartiendo algo indefinido
anterior, activo, pasivo.
 
Háblame borde, con cariño
sé tú mismo...
deja que te vea
perderme en esa tranquilidad que fumas
dejarme cautivar por tus bromas
recordar que no perdí el hilo
ni aún estando contigo en el laberinto;

apúntate en mi lista de prioridades
tacharte porque no se necesitan más verdades
practicar la paciencia
como taoísta nata
que nunca pierde su esencia.

Háblame en los tiempos muertos
cuando nadie entra...
ciérrame los ojos
y dibújame todas tus fantasías.

Háblame en silencio
sin levantar sospechas,
anotando tus premisas
creando una estrategia
que haga que el resto se rinda
consigue ganar la victoria desde el interior,
seme kamika
inmólame tocando la tecla prohibida,
 
hazme complot
estalla tu mente anarquista
quiéreme como cóctel molotov
acúname en la repisa
cámbiate al phone
regodéate si me pillas
mirando el mapa,
perdiéndome en tu score,
siendo MVP de la partida,

déjame que te diga
que sin peros
voy a disfrutar de ti, mucho más
y que si me eres sincero
mucho mejor,
así que háblame convincente
sin esconderte
si quieres saber algo, pregunta
yo estaré encantada de responderte.


L O+ L E Í D O · A Y E R

Maiduti

Se ve luz al final del túnel, se ve, Se ve a Maiduti aclamada por su envés: no la juzgan por su portada, quiere creer. Un nuevo deber en la agenda apuntada. Avanzan los pasos, los logros quedan cerca. Brindemos por los "ligeramente". No saborearemos el oro, pero en bandeja de plata yo se lo pondré. Se ve luz al final del sueño, se ve, del punto y coma duradero, a los tres. El continuará como dolor de barriga: podré decir que lo intenté.  ANTERIOR ["Inktober de Poemas: 4 de octubre: Maiduti"] SIGUIENTE

Buscando.

Me di cuenta tarde. Estaba efectivamente buscándote entre la gente. Tantos datos que me diste de ti y nadie coincide contigo en la calle. Temo siempre por distraerme y encontrarnos sin saber que lo hemos hecho, por eso miro a todos lados, antes de cruzar. Al frente si el semáforo está en rojo. A la muchedumbre si parece inmensa; busco quien destaque de entre la marea. Pero luego me doy cuenta de lo absurdo que todo parece. ¿Se estará dando cuenta alguien de este ridículo que estoy haciendo? Pero si nadie se percata, yo te seguiré buscando.

Hineni

Esa mirada que se esconde entre el cárdigan de tus palpitaciones y los soplos de a quien lanzas corazones es la que me intriga.   Andas siempre sonriente, con unos luceros como la noche observándome ¿qué es lo que pensaron entonces?, me pregunté ¿cuando aterricé sobre esos lunares buscando placer y encontré a dos estrellas fugaces esperando a otro viandante? No lo sé.   Hay satélites ambulantes que buscan dónde resguardarse de una soledad imparable, y buscan ubicarse, orbitando para fijarse en sólo una presencia inapagable como tú.   Pero dudo que estos hilos nos juntasen así que velo por tus sueños, desde tu olvido, y admiro desde otro sitio que esos ojos bonitos, amen a quien amen, encuentren un destinatario fiable. Esto es sólo un mensaje desde un dudoso remitente allá donde te encuentres, si me necesitas aquí estaré.  [ 29 de octubre con: CÁRDIGAN. Aportación de E udyptes] POEMTOBER SIGUIENTE

Nunca la misma; siempre diferente

Inmarcesible Que no puede marchitarse. Siempre el mismo discurso que no marchita, las mismas palabras cansinas, arrastradas, casi automáticas, sin ser románticas, siempre el mismo augurio, las mismas resignaciones prescritas, los mismos focos sobre la misma mirada de ojos: la nostalgia de poder haber sido otro quien se comiese el marrón. De los tiempos donde una se engañaba a sí misma y el reflejo le decía que no, que no eran buenos tiempos para sentir afecto ni pedir cariño, o la herencia, o la querencia en la que siempre se queda, esa estancia de indiferencia, no hay ventanas, sólo espejos y a caminar a tientas. Siempre es el mismo sermón inmarcesible en sus renglones, jugando en los laterales, recortando los bordes, sin ser extremistas opuestos, siempre conociendo las reglas, los juegos sucios, los trucos, temiendo los ases bajo las mangas, los puñales por la espalda. Siempre es el mismo resultado para quien juega en casa. Sin embargo nunca es la misma persona quien ...