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SCHNITZEL

 HDD4:SCHNITZEL

Engullía con rapidez el smørrebrød junto con su café con leche para no dar opción a que aquella bazofia de pan con mantequilla le quitase las ganas de vivir sin haber empezado el día. Los rumores hablaban de una creciente activación de dispositivos, supuestamente descatalogados, que deberían estar fuera de mercado desde hacía tiempo. Las noticias vuelan rápido y no tardó en iluminarse la pantalla del teléfono desechable: una fotografía de dos gafas puestas una enfrente de la otra le dio la clave para pasar a la siguiente fase. El camarero se acercó discreto y le preguntó cómo sentía los manjares austriacos que había degustado.

ㅡGafados.ㅡ Contestó sin levantar la mirada. Pronto el camarero entendió [gafa-2] era la clave.

ㅡPermítame obsequiarle con una de nuestras mejores carta de carnes y animales de presa.

La carta que le entregó era un historial de ejecutores, sabuesos y otros miembros de la célula con todo lujo de detalles de sus últimos movimientos por el continente. Pronto uno de los platos le llamó la atención.

ㅡ¿Todavía se caza Liten Hund? Sorprendente, creí que su especie ya estaba extinguida.

ㅡAlgunos de nuestros más hábiles contribuidores cárnicos especulan que podría haberse escapado a las montañas, terreno protegido por las autoridades.

Sus sospechas eran  ciertas... ¡Seguía vivo! O al menos había gran probabilidad de que así fuese. Cuanto antes tenía que ponerse en contacto con él antes que el mecanismo lo hiciera. Al camarero le indicó sin embargo que comería en otro momento. Recogieron carta, dejó la propina apropiada y marchó fuera del recinto.

Una luz otoñal bañaba las calles y la brisa hacía revolotear algunas ramas, ya desnudas, que se agitaban en la copa de los árboles. Noche fría, mente alerta. Siempre hay que estar con el mecanismo de defensa encendido, porque nunca se sabe cuándo un enemigo te puede atacar. Se embutió en su trenca y se encaminó calle arriba. Un mensaje le llegó al móvil: un pequeño, un gigante y una bolsa hechos a píxeles y una frase. «Mata a Goliath. Recompensa habrá». Captado. Estaba tan ensimismado preparando el viaje a las montañas, que no se percató de aquél que venía. Chocaron.

ㅡPerdón.ㅡ Pero para cuando quiso levantar cabeza para disculparse, sintió un cañón frío en su estómago. Comprobó el cañón y rápidamente supo de quién se trataba; su apática mirada se lo confirmó. ㅡHun-d...

ㅡSchnitzel.

El tiempo se detuvo por unos instantes de segundo. El sabueso había cazado. Era su fin. Y no podría hacer nada. Totalmente cazado con las defensas bajas.

ㅡH-Hund...

ㅡDime, ¿todavía se caza Liten Hund?

Una leyenda en El Mecanismo, un virus en La Célula. Su mente empezó a colapsar. No había mayor honor y deshonra a la vez que ser cazado por un sabueso. Pero su cabeza no se dio por vencida: salvaría su pescuezo, si jugaba bien sus cartas.

ㅡTodos están tras de ti: Ansjovis, Los řízek, Schabowy, el polaco. Eres un plato de menú y tu integridad se paga caro. Mi kilo tiene un chip conectado una vez perezca. No te conviene ponerte tan rápido en bandeja.

Intentó sonar lo más convincente posible. Hund empuñaba su 9mm con firmeza. Y tras un impasse de inquietud, sin dejar de apuntar, relajó su postura. 

 ㅡ¿Qué ganas ayudándome?

 ㅡUn topo en el sistema.

ㅡ¿No tienes valores, carne fresca?

ㅡLas escaleras de emergencia están muy cotizadas. Nunca sabes dónde se te presentará una.

ㅡUn movimiento en vano y eres picadillo.

Asentí y pactamos. No puedes vacilar a un sabueso. Te come. Y tan rápido enfundó su arma, nos dirigimos hacia un callejón. Nos apresuramos. Equipaje, lo justo y necesario.



෴෴෴

Los dados hablaron: la primera hilera es la intro; la segunda el nudo y la tercera el desenlace.

Palabra especial: Smørrebrød.

Tirada invitada: TRUE MIND.

L O+ L E Í D O · A Y E R

Maiduti

Se ve luz al final del túnel, se ve, Se ve a Maiduti aclamada por su envés: no la juzgan por su portada, quiere creer. Un nuevo deber en la agenda apuntada. Avanzan los pasos, los logros quedan cerca. Brindemos por los "ligeramente". No saborearemos el oro, pero en bandeja de plata yo se lo pondré. Se ve luz al final del sueño, se ve, del punto y coma duradero, a los tres. El continuará como dolor de barriga: podré decir que lo intenté.  ANTERIOR ["Inktober de Poemas: 4 de octubre: Maiduti"] SIGUIENTE

Buscando.

Me di cuenta tarde. Estaba efectivamente buscándote entre la gente. Tantos datos que me diste de ti y nadie coincide contigo en la calle. Temo siempre por distraerme y encontrarnos sin saber que lo hemos hecho, por eso miro a todos lados, antes de cruzar. Al frente si el semáforo está en rojo. A la muchedumbre si parece inmensa; busco quien destaque de entre la marea. Pero luego me doy cuenta de lo absurdo que todo parece. ¿Se estará dando cuenta alguien de este ridículo que estoy haciendo? Pero si nadie se percata, yo te seguiré buscando.

Hineni

Esa mirada que se esconde entre el cárdigan de tus palpitaciones y los soplos de a quien lanzas corazones es la que me intriga.   Andas siempre sonriente, con unos luceros como la noche observándome ¿qué es lo que pensaron entonces?, me pregunté ¿cuando aterricé sobre esos lunares buscando placer y encontré a dos estrellas fugaces esperando a otro viandante? No lo sé.   Hay satélites ambulantes que buscan dónde resguardarse de una soledad imparable, y buscan ubicarse, orbitando para fijarse en sólo una presencia inapagable como tú.   Pero dudo que estos hilos nos juntasen así que velo por tus sueños, desde tu olvido, y admiro desde otro sitio que esos ojos bonitos, amen a quien amen, encuentren un destinatario fiable. Esto es sólo un mensaje desde un dudoso remitente allá donde te encuentres, si me necesitas aquí estaré.  [ 29 de octubre con: CÁRDIGAN. Aportación de E udyptes] POEMTOBER SIGUIENTE

Nunca la misma; siempre diferente

Inmarcesible Que no puede marchitarse. Siempre el mismo discurso que no marchita, las mismas palabras cansinas, arrastradas, casi automáticas, sin ser románticas, siempre el mismo augurio, las mismas resignaciones prescritas, los mismos focos sobre la misma mirada de ojos: la nostalgia de poder haber sido otro quien se comiese el marrón. De los tiempos donde una se engañaba a sí misma y el reflejo le decía que no, que no eran buenos tiempos para sentir afecto ni pedir cariño, o la herencia, o la querencia en la que siempre se queda, esa estancia de indiferencia, no hay ventanas, sólo espejos y a caminar a tientas. Siempre es el mismo sermón inmarcesible en sus renglones, jugando en los laterales, recortando los bordes, sin ser extremistas opuestos, siempre conociendo las reglas, los juegos sucios, los trucos, temiendo los ases bajo las mangas, los puñales por la espalda. Siempre es el mismo resultado para quien juega en casa. Sin embargo nunca es la misma persona quien ...