Alguien que no eres tú.

Olvido es...
la pérdida del afecto o cariño que se tenía. 

Enamorarse de alguien que no eres tú
es como firmar una sentencia de muerte,
de mi puño y letra, con mi consentimiento, indicando dónde clavar el puñal y dejándome inerte;
enamorarme de esa mirada que no es la tuya ni será más tuya
porque tú ya miras con otros ojos,
lloras con otros ojos,
duermes con otros ojos y anhelas con otros sueños locos.
Enamorarse de esa actitud, de esa fragancia que desprendes al pasar cerca de mí,
de los movimientos y los gestos que tan peculiar hacen de ti.
Añorar abrazos que no darán los mismos brazos con los que un día te conocí,
sin poder regocijarme de ese calor que emitía tu cuerpo cuando eras candil,
sin poder lanzar al olvido todo lo que toco, siento, lloro. Y ya no lo hago por ti, sino por mí...

Eso de lo que me enamoré, ya no está aquí.
Ha ido desapareciendo, dejando de existir.
Y sin embargo esto deja poso y regusto a amargo, un sabor perenne que no cesa en mí.
Y no me dejará en calma, como las aguas que lloví,
hasta que no entienda que escogí
enamorarme de alguien que no eres tú, aquí me permito al verte en pleno cambio llorar, por no sonreír.

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