V. Colgante


V. El colgante.

-Mi colgante-. ¡¿Su colgante?! ¡No me puede dar su colgante! Según me dijo una vez, ese colgante significaba mucho para él. Era de su abuela, era la única que quedaba viva de su familia, ella, le cuidó de pequeño y, cuando ésta estaba en su lecho de muerte, le entregó el colgante. Éste era plateado y tenía como figura decorativa, un pequeño dragón verde-rojo decolorado.

Unos minutos después, su abuela murió; uno de los cuidadores que ayudaba a su abuela, entregó a Él al orfanato porque no podía cuidarlo. Ingresó unos meses después de mí.

Pero… ¡su colgante es un recuerdo muy preciado de su abuela! ¡No me lo podía entregar tan a la ligera! Ni si quiera se lo quitaba para ducharse, -según me contó un día.

-¿Tú colgante?

-Sí, ¿por qué no?- y me lo entrega en mano. Mis ojos brillan; aún no puedo creérmelo.

-Pero…es algo muy especial para ti. No me lo puedes entregar.

-Sí que puedo. Además, sé que tú lo cuidarás bien.- Él, me saca una cabeza y además es dos años mayor que yo, -era dos años mayor que yo y lo seguirá siendo-.Se acerca a mí, sonríe y, me amasa el cabello.

-¿Seguro?

-Sí.- Abro mis manos y miro detenidamente el colgante: después, le miro – Él continúa amasándome el pelo- al ver que le miraba, me sonríe y quita la mano de mi cabeza.

Nos quedamos un rato mirándonos, ambos sabemos que tanto la pareja mayor como la Hermana Isabel y la Hermana Dionisia, nos estaban mirando. Es el momento de lo más doloroso:
la despedida.
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