Ir al contenido principal

Dicarpio Carpio

—Dis…disculpe. Ho-hola. Soy, So-o-o-soy Di-di-dicaprio...Carpio Ca-ca-carpio. Venía por el anun-anun-anuncio.

—Ah, sí, por favor. Pase, señor Dicaprio Carpio. ¿Su especialidad?

—¿Có-cómo dice?

—¿Cuál es su especialidad? Es para apuntarle para distribuir a la gente.

—Oh, oh, sí. Dis…dis-disléxico tar-tar-tartamudo.

—Fantástico, señor Dicaprio Carpio. Júntese con esos de ahí. Y ahora les llamaremos. —Anotó mi nombre y me indicó que fuera hacia un grupo de gente que esperaba paciente en silencio.

Estaba aquel grupo muy callado. Me dio un poco de vergüenza estar sin hacer nada; no me había llevado ni un libro para leer porque pensé que no tardarían mucho, así que me puse a observar a todos los grupos. Había unos que parecen ciborgs porque iban con aparatos como respiradores o máquinas de correr a grandes revoluciones por minuto.

—Esos son los de la disena.— Me dijo abruptamente uno de mi mismo grupo.

—¿Dis…disculpe?

—Disnea, perdone. Soy disléxico primerizo. Es decir, la primera vez que hablo con algún desconocido, se me bailan las lerdas. Letras. Letras.

—No se pre-pre-preocupe. Yo soy Dis-disléxico tar-tar-tartamudo. —Nos estrechamos las manos. —¿Y esos quiénes son?

—Los súperjulanos. Súperhumanos. Humanos. Es una especialidad increíble. Son capaces de todo lo que se pospongan. Propongan.

—…Y aquí los diséxicos. Léxicos. Léxicos.

—Encantado. Yo vine por el ambulancio…anuncio. Pedían gen-gente ‘dis-’ y pensé que mi nombre ya es anómalo. El resto lo ten-tengo de na-nacimiento-to. Así que soy-soy el indica-indica-indicativo…indicado.

—Cualquier persiana ‘dis’, persiana, persona, persona…Es pacto. Es apto. Bien hilado. ¡Bienvenido!

 

A todas las personas súper-humanas y a su tenacidad porque sigan adelante.


We're The Superhumans | Rio Paralympics 2016 Trailer

Siguiente PDD →  ???

L O+ L E Í D O · A Y E R

Maiduti

Se ve luz al final del túnel, se ve, Se ve a Maiduti aclamada por su envés: no la juzgan por su portada, quiere creer. Un nuevo deber en la agenda apuntada. Avanzan los pasos, los logros quedan cerca. Brindemos por los "ligeramente". No saborearemos el oro, pero en bandeja de plata yo se lo pondré. Se ve luz al final del sueño, se ve, del punto y coma duradero, a los tres. El continuará como dolor de barriga: podré decir que lo intenté.  ANTERIOR ["Inktober de Poemas: 4 de octubre: Maiduti"] SIGUIENTE

Buscando.

Me di cuenta tarde. Estaba efectivamente buscándote entre la gente. Tantos datos que me diste de ti y nadie coincide contigo en la calle. Temo siempre por distraerme y encontrarnos sin saber que lo hemos hecho, por eso miro a todos lados, antes de cruzar. Al frente si el semáforo está en rojo. A la muchedumbre si parece inmensa; busco quien destaque de entre la marea. Pero luego me doy cuenta de lo absurdo que todo parece. ¿Se estará dando cuenta alguien de este ridículo que estoy haciendo? Pero si nadie se percata, yo te seguiré buscando.

Hineni

Esa mirada que se esconde entre el cárdigan de tus palpitaciones y los soplos de a quien lanzas corazones es la que me intriga.   Andas siempre sonriente, con unos luceros como la noche observándome ¿qué es lo que pensaron entonces?, me pregunté ¿cuando aterricé sobre esos lunares buscando placer y encontré a dos estrellas fugaces esperando a otro viandante? No lo sé.   Hay satélites ambulantes que buscan dónde resguardarse de una soledad imparable, y buscan ubicarse, orbitando para fijarse en sólo una presencia inapagable como tú.   Pero dudo que estos hilos nos juntasen así que velo por tus sueños, desde tu olvido, y admiro desde otro sitio que esos ojos bonitos, amen a quien amen, encuentren un destinatario fiable. Esto es sólo un mensaje desde un dudoso remitente allá donde te encuentres, si me necesitas aquí estaré.  [ 29 de octubre con: CÁRDIGAN. Aportación de E udyptes] POEMTOBER SIGUIENTE

Nunca la misma; siempre diferente

Inmarcesible Que no puede marchitarse. Siempre el mismo discurso que no marchita, las mismas palabras cansinas, arrastradas, casi automáticas, sin ser románticas, siempre el mismo augurio, las mismas resignaciones prescritas, los mismos focos sobre la misma mirada de ojos: la nostalgia de poder haber sido otro quien se comiese el marrón. De los tiempos donde una se engañaba a sí misma y el reflejo le decía que no, que no eran buenos tiempos para sentir afecto ni pedir cariño, o la herencia, o la querencia en la que siempre se queda, esa estancia de indiferencia, no hay ventanas, sólo espejos y a caminar a tientas. Siempre es el mismo sermón inmarcesible en sus renglones, jugando en los laterales, recortando los bordes, sin ser extremistas opuestos, siempre conociendo las reglas, los juegos sucios, los trucos, temiendo los ases bajo las mangas, los puñales por la espalda. Siempre es el mismo resultado para quien juega en casa. Sin embargo nunca es la misma persona quien ...