Sembrando pinitos
Empiezas con una semilla
que cada día la riegas con mesura.
Esperando a que crezca, la admiras cómo se desenvuelve con soltura.
Y te alegras de que tus cuidados la hagan brotar, y observas cómo brilla.
La dejas libertad para que sea la alegría de la colina,
la mimas como si fuera tu propia hija,
empatizas,
la escuchas, la entiendes, la apoyas y la animas,
le escribes en una libreta mensajes que la empoderan,
porque crees en sus logros, y cuando tengan que venir las malas rachas, que vengan
pero no la dejas sola, porque el pimpollo crecerá fuerte, lo crean o no lo crean.
Porque cuidando con el tiempo lo que se quiere, las caricias vendan,
y lo que empezó siendo una herida
acabará siendo una fortaleza.
Y lo que empezó siendo una hierba
acabará convirtiéndose en la mejor versión de Ella.
Dedicado a todas mis compañeras que luchan; a todas ellas.
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