Me dio la impresión de estar rodeado de tus joviales mejillas cada vez que miraba al cielo y veía ese precioso atardecer, el arrebol que tintaba de rosa, de almíbar, de índigo y de vida el ocaso. En tus ojos el cambio de luces, en tus pupilas, firmaban dos estrellas anónimas que tintineaban Y en mis ojos se reflejaban, como si invirtiésemos el tiempo, el orden, el espacio, los recuerdos. ¿Pero qué ven mis ojos? No sé dónde tengo la cabeza que creo que titulando un sentimiento, puse lo que quería escribir como título y en el cuerpo plasmé la sinopsis de mi mejor cuento.