Los Vigilias de la Pesadilla: 666ª Gira por Barrio de Las Malvas

El furor del público ya se oía desde el camerino.
Nos miramos unos a otros nerviosos pues nos ardía la sangre como si Satán nos hubiese bendecido el mismo maldito día. Gertrudis se colocaba los últimos despelujes con la laca de escupitajo de Sapo Almorránico de Ciénaga. Pérez estaba aclarándose la garganta para las guturales; por mi parte, difícil era que supiera cómo estaba, si bien o mal y les pedí que me fueran sinceros. Pérez se dio la vuelta con su paulatina parsimonia ya casi rutinaria. Y al contrario que sus movimientos, pero con sus monótonas respuestas habituales pero directas y puntuales espetó:
"Muerto." Y tras decirlo, se giró de nuevo e hizo gárgaras con potingue azul espumoso, (receta secreta de Baq Vodoo, nuestra bajista). Que, por cierto, ¿dónde estará? 
"Bruco, estás igual de pálido que siempre", me dijo Gertrudis. Regañando a Pérez...otra vez.
Me reí. Éramos como una pequeña gran familia. Nos cuidábamos entre nosotros y nos protegíamos del resto. "Cinco minutos y fuera", nos avisó CortoCabeza, que asomaba un dedo (en el que tenía apuntado sobre la yema con lodo oscuro los "cinco minutos") y que nos mostró por entre la "pequeña" puerta, por donde ni su mano cabía. CortoCabeza era un kilométrico gigante, con más pelo que Yeti El Frisquibiris, y con más escamas que Ness Desastres. Pero un buen tipo, siempre aspiraba a lo más alto, y no le había ido mal, la verdad.
Volví de las telarañas y reuní al grupo para darnos apoyo previo antes del gran teatro que íbamos a interpretar allá afuera. Era ya nuestra 666ª Gira y el aquelarre tenía que ser memorial, ¡por Lucifer que tenía que teñirse del espectacular rojo bermellón!
"A ver, muertos del asco, atentos que esta noche va a durar hasta el alba y quiero que demos hasta la última entraña en el escenario. ¿Oís eso? ¿Lo oís?", hice una pequeña pausa dramática y escuchamos todos los vítores y abucheos cargados de energía y rabia que nuestro público nos dedicaba. Vi como Baq Vodoo se emocionaba blasfemando rayos y lagartijas contra todo ser existente. Baq era así; Pérez asintió concienciadísimo de que aquel día sería de los mejores de entre todas las giras. Gertrudis, por su parte, me miró determinada y le guiñé un ojo. "Gertru, quiero que lo des todo por lo más gótico que exista, que esos labios putrefactamente negros y envenenados hagan vibrar a la sala con tus exquisitas fetideces y pongas al público levitando." Gertrudis soltó un exabrupto agradeciendo los ánimos. "Por tu parte, Pérez, quiero que tu manada aúlle como si contemplaran la mejor de todas las lunas llenas. Quiero que se les ericen los pelos del culo hasta que parezcan púas de cactus. Quiero que tus guturales retumben de ultratumba y lleguen a los Avernos más quemados." Pérez con la mejor rabia licántropa me escupió en la cara y nos reímos juntos. "Tú, Baq Vodoo, como no toques la fibra del muerto más rigormortiseado del cementerio es que no te han escuchado bien. Quiero que les vibre y estalle el pecho con ese arte que nos traes tú. Y quiero, Baq, quiero que revientes en uno de tus solo, el bajo contra el primer pringado que se te ocurra y lo hagas con fuerza. Hay que causar la impresión que recorre nuestros descompuestos cuerpos.
Gertrudis, Pérez y Baq me miraron concienciados como si les fuese la muerte en ello.
"Brucolaco," comenzó a decir Gertrudis, "Te queremos con los ojos inyectados en sangre que te tengas que bajar a deshidratar al primer memo con sotana y crucifijo que encuentres corta-rollos jodiendo la fiesta." Casi me emocionó. Pero como líder del grupo, me contuve.
"Vigilias de la Pesadilla, ¿SALEM?".
"HASTA VOMITAR", me contestaron al unísono.
"¿¿SALEM??".
"¡HASTA VOMITAR!".
"¡SALEM! ¡SALEM! ¡SALEM!".

E hicimos todos a la vez el sonido de una perfecta arcada.
De repente ya era la hora. Íbamos a partir la pana. Me puse el crucifijo de pendiente y miré a mi equipo: ya salía Gertrudis a darle a la batería, energía para reventar los fusibles; a su lado, Pérez que ya empezaba el tema "calentando" garganta con el perfecto tono de ultratumba, y Gertrudis con su ondulado y azabache melena, vendiendo su alma a el buen Belcebú... Era el momento: me metamorfoseé en murciélago y entre la espesa bruma de la Ciénaga aparecí empezando a chillar las terroríficas primeras estrofas del nuevo tema:
"Saaaaaaaaaaaaaaaleeeeeeeeeeeem,  SA-LE-M-OS ILESOS DESDE LAS TUMBAS, SOMOS MUEEEERTOS".


[Fragmento integrado dentro de un proyecto de pequeños cuentos en proceso
(por Victoria H.C. ©)].


Salrobodi me retó con...
  1. Formato: Microrrelato 
  2. Temática: Vampiros, licántropos y brujas.
  3.  Personaje/s: (-)
  4.  Escena/s explícitas dentro del relato*: (-)
  5. Apodo: Salrobodi
  6. Fecha límite: Sin límite.

[Para más retos: ¡RÉTAME!]

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