Inspira.
Cuando menos te lo esperas, ahí llega
tan risueña, tan inesperada:
en mis sueños, presente;
cuando la necesito, siempre ausente...
Ahí llega, contorneándose, sabe lo que vale
aquí llega, acariciándome las facetas,
siempre silbando al viento,
yo escucharé luego el sarcasmo, eso lo sé
no lo entenderé y me quedaré riendo.
Donde menos te lo esperas, ahí llega,
yo con Morfeo jugando a la ruleta:
apuntando al hypnos pero nunca a la cabeza,
y no dispara, nunca se queda quieta,
y no se contagia, la mala rabia nunca fuera
exploto e implosiono y me lo invento, porque esto es una ida sin vuelta
y después vendo mis heridas, para quien las quiera: hay oferta.
Luego viene ella y me compensa:
pide "sólo un beso",
pero yo sólo quiero poesía y verso,
si no, no subo la apuesta, tampoco llego,
pero ella es exigente: me pide coplas, me pide retos,
me grita cosas, me tira mis pilares al suelo,
me demanda nivel y estilo
me reinvento, leo y me leo;
me desnudo y me muestro;
me desoriento y pierden mi rastro.
Busco en el cielo mi universo,
creo perspectivas de donde hubo vacío,
apunto a las nubes y me sumerjo en el aire. Tomo aire y escribo.
Donde menos se lo espera,
le hilo tres palabras que no pegan
que se pegan y revientan,
que eclosionan mi ingenio y las hago bailar a mi son. De esos bailes que tientan.
Cuando menos te lo esperas lanzo siete rimas que parecen balas antipersona, y ni me entero,
y cuando menos me lo espero hago de sintagmas enteros, crudos y retorcidos
las palabras más sentidas que jamás he escrito.
Y nunca es cuando yo quiero, sino cuando la veo pasar por delante de mí:
tan elegante, tan sensual. Y me inspira y me desinhibe.
Me delira y hace de sirena, de tritón, de lo que ella quiera, cuando quiera.
Me deja en vela. Arruina mi cita con Morfeo,
no me deja elegir la pastilla que quiero,
porque sé que no soy El Elegido como Neo,
pero sigo siendo yo.
Donde menos me esperes, por ahí saldré
igual ahorco muchas letras en el desagüe,
y seguro que antes lloré otras tantas en la horca
que a tantos otros poetas calló por querer expresar lo que eran,
igual me censuro a mí misma, y será lo peor que pueda hacer,
igual soy fruto de la semilla dehiscente que quiere salir a ver,
igual es sólo una ida más todo esto...que dejaré caer.
Ya se va esa pasajera visita de quien me inspira,
no deja remitente, sólo postal sin firma.
tan risueña, tan inesperada:
en mis sueños, presente;
cuando la necesito, siempre ausente...
Ahí llega, contorneándose, sabe lo que vale
aquí llega, acariciándome las facetas,
siempre silbando al viento,
yo escucharé luego el sarcasmo, eso lo sé
no lo entenderé y me quedaré riendo.
Donde menos te lo esperas, ahí llega,
yo con Morfeo jugando a la ruleta:
apuntando al hypnos pero nunca a la cabeza,
y no dispara, nunca se queda quieta,
y no se contagia, la mala rabia nunca fuera
exploto e implosiono y me lo invento, porque esto es una ida sin vuelta
y después vendo mis heridas, para quien las quiera: hay oferta.
Luego viene ella y me compensa:
pide "sólo un beso",
pero yo sólo quiero poesía y verso,
si no, no subo la apuesta, tampoco llego,
pero ella es exigente: me pide coplas, me pide retos,
me grita cosas, me tira mis pilares al suelo,
me demanda nivel y estilo
me reinvento, leo y me leo;
me desnudo y me muestro;
me desoriento y pierden mi rastro.
Busco en el cielo mi universo,
creo perspectivas de donde hubo vacío,
apunto a las nubes y me sumerjo en el aire. Tomo aire y escribo.
Donde menos se lo espera,
le hilo tres palabras que no pegan
que se pegan y revientan,
que eclosionan mi ingenio y las hago bailar a mi son. De esos bailes que tientan.
Cuando menos te lo esperas lanzo siete rimas que parecen balas antipersona, y ni me entero,
y cuando menos me lo espero hago de sintagmas enteros, crudos y retorcidos
las palabras más sentidas que jamás he escrito.
Y nunca es cuando yo quiero, sino cuando la veo pasar por delante de mí:
tan elegante, tan sensual. Y me inspira y me desinhibe.
Me delira y hace de sirena, de tritón, de lo que ella quiera, cuando quiera.
Me deja en vela. Arruina mi cita con Morfeo,
no me deja elegir la pastilla que quiero,
porque sé que no soy El Elegido como Neo,
pero sigo siendo yo.
Donde menos me esperes, por ahí saldré
igual ahorco muchas letras en el desagüe,
y seguro que antes lloré otras tantas en la horca
que a tantos otros poetas calló por querer expresar lo que eran,
igual me censuro a mí misma, y será lo peor que pueda hacer,
igual soy fruto de la semilla dehiscente que quiere salir a ver,
igual es sólo una ida más todo esto...que dejaré caer.
Ya se va esa pasajera visita de quien me inspira,
no deja remitente, sólo postal sin firma.
Para ti, Inspira.