Generación Espécimen.
No podía dejar
de correr. No, por ahora; tampoco mirar atrás. "Puedes darte por
muerto", oía tras de mí a unos cuantos pasos de distancia. Yo seguía mi
trayectoria entre callejas y callejuelas que algunos de los persecutores no se
conocían; de vez en cuando me marcaba el despiste y giraba hacia un aparente
callejón sin salida (pero con pasadizo secreto). Sé que mis piernas no pararían
hasta alcanzar uno de las trincheras base, al otro lado de la ciudad. Pero
debía darme prisa o me alcanzarían, y prefiero años luz morir despeñándome por
el Arrecife de Volantes que a manos de esas bestias. Me tenía en consideración,
y aparte quería que no se profanara mi cuerpo después de preso, torturado,
violado, (seguramente) o bien amputado, y luego seguramente, quemado o echado
como carroña comestible a las criaturas multiespaciales del Calabozo Ingrávido
Subterráneo. El CIS daba absolutamente pavor; recuerdo que por un instante las
piernas me fallaron sólo de pensarlo.
"Muerte a
los Aberrantes", leí en una pintada de plasma fluorescente en uno de los
bloques por los que pasé casi sin prestar atención; sin embargo, ese plasmático
brochazo me hizo estremecer todavía más: "¿los Invertidos Bidireccionales
también estaban en nuestra contra?" No podía creérmelo. Se nos desvinculaban
muchas de las células del Gran Colectivo y ya no había vuelta atrás cuando
alguno de ellos, como CyberVoz de su célula se pronunciaba y se posicionaba en
un bando o en otro. "Habíamos perdido muchos de los aliados que juraron
prosperidad, seguridad para los que ahora nos catalogan como Invertidos,...Pero
eran todo mentiras, al parecer." Me asusté de percatarme de mí misma
resignada.
La nostalgia
afloró y con ella aquellos tiempos en los que nadie se metía con ninguno y nos
importaba tres carajos tóxicos lo que hiciera el vecino o dejara de hacer.
Cuando se dejaba existir, y la existencia era fluida. "Eran tiempos que
ahora, al parecer, se habían desintegrado. Y era triste... Muy triste."
Noté una viscosilla saliendo de mi lagrimal pero que a su vez embadurnaba el
agujero negro que tenía como pupila. Y me pregunté si era posible que me
permitiese llorar en esos momentos tan críticos donde me jugaba mi vida y
dignidad corriendo. Por ello, me enjugué con el nudillo de mi mano derecha las
viscosillas que se atrevían a salir; no podía dejarme desplomar en un momento
como éste.
Ya divisaba la
entrada a la trinchera del Este, estaba contigua al Arrecife de Volantes. Y no
me lo pensé dos veces, e, sin dejar de correr, incluso aceleré y rogué que, en
el impulso del salto (hacia las dianas que colgaban de uno de los Inmensos
Saucos Selváticos Colgantes del Ala Este), no me fallaran las piernas. Y agarré
con fuerza la rama colgante que pendía justo enfrente de mí, y de la que me
agarré como si mañana una Nova explotara y no fuéramos a despertar. Y me
deslicé por ella, aprovechando el impulso para con la curvatura del movimiento,
entrar de lleno a la Trinchera del Sauce, una cueva escondida entre las grandes
raíces de El Sauco Lagrimoso, con estalactitas metálicas creados por la presión
de las ramas cyber y cables de la propia Gran Estructura y las naturales raíces
de El Sauco. Me protegí la cabeza al lanzarme hacia dentro, rodar y seguir
corriendo hacia el interior.
Creí oír que
les había despistado. Uno de ellos gritó con un tono de desconcierto, a la par
que extraña complacencia: "¡se ha despeñado solo!". Pero no me sentí
identificada en esa alegría; menos en el sujeto de ese despeñamiento. Yo no era
como me calificaban. La Gran Estructura y la Máquina Seleccionadora conspiraban
siempre contra el diferente, "y a veces me daban ganas de dejarlo todo y
dejarme apresar. Suficiente suplicio era no poder ser quien quería ser como
para encima estar con todos los sentidos alerta cada vez que daba un paso,
hablaba o gesticulaba con un Código diferente al de mi Chip Biológico".
Yo nací
con un Chip Bio XG; pero mi ser íntegro grita y clama mi verdadero Código: el
X2; pero la Máquina Seleccionadora, en plena dictadura de Códigos y Guerra
Civil, no lo ve óptimo para el desarrollo tecnológico de La Generación
Espécimen a la que pertenezco; como con otros tantos "diversos" como
yo.
"Somos Invertidos: fuera de la Ley estamos. Empuñamos nuestros Orgullos y nos rebelamos", tarareaba la consigna de nuestra Célula Obrera.
Llevaba ya un
rato andando en la oscuridad acostumbrando la vista a ese zulo subterráneo
cuando noté que mi bota golpeaba un cacharro que rodaba como una lata vacía. Mi
instinto me hizo ponerme más alerta de lo que ya estaba. "No estoy
sola", pensé de inmediato. Y agarré la barra extensible atomizada por si
tenía que arrear un golpe en el momento menos pensado. "Más vale arrear
que ser arreada, presa, violada, torturada...", mi mente me hizo parar de
pensar. Debía estar concentrada en lo que estaba. Barra en mano, cuidaba por
dónde pisaba y, atenta a cualquier movimiento o ruido, por mínimo que fuera,
afiné los sentidos hasta el punto de oír mi propio latir como algo ajeno a mí.
Pero yo ya había alertado a quien estuviera dentro, si es que había alguien.
Æ me retó con...
- Formato: Microrrelato ("2 caras")
- Temática: Cyberfuturística ("estilo Star Trek"), en un conflicto bélico del futuro donde los ciudadanos o bien se están matando en la Tierra o hay civiles violados, acosados, sufriendo en un universo paralelo, con Sede (central) en la Ciudad.
- Personaje/s: Trans en un conflicto bélico del futuro.
- Escena/s explícitas dentro del relato*: (-)
- Apodo: Æ
- Fecha límite: 1 semana (7 días desde ayer 01/06/19)
[Para más
retos: ¡RÉTAME!]