Las cosas que nunca aprenderé
y siempre ahí estarán
como los miedos que sangran con mi valentía,
como los errores que tapian mi camino y lo hacen consistente,
como las palabras que no debí decir, y ahora son parte de mí.
Hay poemas que no amaban a sus musas
y siempre enamorarán
como los que dediqué desastrosamente a personas equivocadas,
como los que rabia hicieron caer desde un octavo hasta estampar,
como los que desgarran el corazón y aun así, gustaban.
Hay miradas que no perdonarán cuando se las trunca
y siempre te mirarán
como miran al cielo en un funeral los apenados,
como lo último que ve un pecador ante la guillotina,
como la bala que cruza la mira de quien esté apuntando.