CÓDICES PISADOS
[...]
Ese atardecer se
acostaba frío. Se notaba en la escarcha acumulada en los cristales de las
tabernas y sobre los pocos focos que estaban encendidos. En las calles de los
mercados ya se había vendido hasta el último puerro: la noche tendría un
regustillo amargo y eso se notaba. Era tiempo de fiesta, pero no había ninguna
melodía de gran movimiento ni rock&roll, ni folclore ni vainas, pues el
festejo no era de confeti ni de celebración. Se trataba del día de la ejecución
de un traidor a la Corona, a la Corona de Zha, una de las más importantes del
Reinado de la faz de esta tierra.
Por los
suburbios no se oía ni un alma, aunque sí que había en el aire un olor a la
mejor droga callejera, y a tabaco que se mudaba de esquina en esquina con cada
ráfaga. Un monje descalzo (con una joroba, que ni El Majestuoso Camello de las
Arenas Movedizas de Zhännd, por donde el cultivo es hidropónico y los frutos
secos son los más salados), a modo de mantra recitaba una plegaria entre las
sombras de las callejuelas, acompañado de otros cuatro plenos feligreses,
también descalzos y con las manos juntas a modo de rezo:
«No es serendipia si el pecador quiere eximirse de sus
pecados y menos que el Demonio ande en sus zapatos…Que la lujuria del sexo, la
gula del comepecados no caiga en nuestras manos. Hermanos, pongamos las manos
en alto y recemos porque el alma de ese ruin y barbián arda en soledad en el
infierno por intentar confundir al Dios y querer curarse de sus pecados con el
perdón del Benevolente, Querido y Apreciado Señor de la Autarquía y la
Castidad, guíenos hacia el buen camino…»
Su elocuencia
llamaba la atención de unos pocos conciudadanos aletargados por el frío, que
les esperaban a modo de respeto, y que todavía no habían dotado con su
presencia al bulto de personas que se encontraba apiñado en la plaza central de
la Ciudadela esperando el rito mortal y la celebración de la Hoguera.
«…practícale la redención al pecador, pero quémale sin
concederle el perdón a quien intenta llegar al cielo, que busca con necesidad,
esa ayuda del Dios…»
Avanzaban poco
a poco, pero finalmente, el monje, agazapado en lo más profundo de la sombra de
su capuchón, sentenció su oración: «Uebos me es...». A lo que sus feligreses contestaron al unísono: «…Uebos nos es.» Y continuaron en silencio hacia la plaza.
Desde
perspectivas más altas no había ninguna lámpara encendida, salvo el cielo,
extrañamente iluminado y sin contener ni una sola estrella tintineante. El
brillo provenía de los focos, estratégicamente situados, que iluminaban los
rostros sufrientes de cada estatuilla con forma de gárgola horripilante que
ornamentaba los tejados y las repisas de la cartuja. Una de ellas evocaba a
Errautz, el Felino Pardo de la mitología antigua que se confundía con las sombras
y el sueño de un ciudadano en sus últimas de vida. Otra a un águila rapaz que
vigilaba desde su posición el resto del campanario. Pero todas eran producto de
las pesadillas de los cuentos escritos con la pluma de los dramaturgos más
crueles de la literatura.
Y una de esas
pesadillas vivirían en cuerpo y alma los espectadores que acudían a la plaza:
la quema de un Traidor. El espectáculo, el circo de títeres quemando al brujo
era la mayor droga para un pueblo analfabeto e ingenuo; y eso lo sabían las
autoridades. El jolgorio y el murmullo se calló con el primer jipiar del condenado.
Lo habían azotado y torturado horas antes: se encontraba con una bolsa en la
cabeza, como único respeto a su posición de Lord de la que pudo una vez disfrutar.
Pero se encontraba en cueros, con una única pieza de ropa a modo de taparrabos.
Ya se oía al
pueblo abuchearlo sin saber aún de sus pecados. El verdugo al lado, esperaba
con una máscara con ondulaciones a modo de detalles nimios sobre su rostro, y
sus manos embutidas en los guantes púrpuras para no mancharse de más pecados.
El condenado
gimoteaba pidiendo clemencia pero el verdugo sentenció su súplica
—A la muerte no hay que darle plantón.
Y el sonido fue
seco.
«Pudo ser menos
cariñoso.», musitó una sombra envuelta entre el jolgorio eufórico de la
muchedumbre.
[...]
[Fragmento integrado dentro de un proyecto de novela real en proceso (por Victoria H.C. ©]
Pro-po-siciona... Akasha
- Y su reto es: LIBRE
Y el resto proposicionamos:
• Shiro: guantes, puerro, máscara
• Æ Schumacher: elocuencia, serendipia, autoarquía
• Rafah Xuloh: (continúa para la siguiente)
• El Khristos: estatuilla, plantón, ondulaciones
• Mirlord: redención, hidropónico, cariñoso
• Ratonsín: lámpara, estrella, soledad
• RoweRavenclaw: perdón, droga, castidad
• Kella: ruin, plegaria, pluma
• Errose: Errautz, curarse, necesidad
• JC: camello, joroba, tabaco
• Akasha: jipiar, uebos,
barbián
• Teima Yolape: sexo, droga,
rock and roll