Frenesí
Soy
puro frenesí embadurnado de pleno éxtasis,
de
presión, de ansiedad en verso y del sinvivir que llevo dentro.
Pues
quisiera ser etéreo y un largo etcétera que no llegue a tener fin.
Quisiera
desinhibirme, dejar de beber de mi propio desenfreno, del arrebato gaseoso que
me evapora, que como pompas me revienta,
me
convierto en prosa: sin coraje ni autoestima, con tantas faltas de ortografía
como para saberme describir,
con
muchas manías, como para aguantarme sola,
con
tan pocas comas que me fagocito mis propios dogmas y me cuestiono mi propio
existir.
Quisiera
esconderme en tus silencios. Al menos podré hacerme bola; resistir.
Dejarme
llevar por los suspiros que se elevan por la niebla, dormir sola
siempre
dormir, nadar entre sábanas, como siempre, nadar colgada del gancho de mi cola,
y
arrebujada entre mi pensamiento y mi mente, fluir.
Ser
puro frenesí. La invitada a bailar con el insomnio y sus largas arrugas en
vi(ni)lo grabadas, y entre noches blancas mudar de pieles claras a las de las
alas que una vez extendí
y
no volar cuando Morfeo me observa, caerme y ver que no viene por mí.
Quisiera
convencerme de que sólo soy un loco, no soñador; como un delirio sin ser tremens,
aprendiendo
a vivir en los puntos suspensivos que no son sinónimo de que te piense,
que
sólo son una invitación a que te quedes.
Y
en fin suele decirse para cambiar de tema, pero siempre voy con el mismo
estilo deprimente. Siempre de Griselda me tratan. Siempre no perdura
como lo hacía antes. Ahora tiene otra connotación que ni el más desdichado
entiende.
Vivo
entre agitaciones de gente. Multitudes que convergen, que me entienden, que
quieren conocer a ese Mago que ni así mismo se comprende.
No
puedo conocerme si no quiero cortarme con mi propio filo; pingarme de mi propio
seguro que dejo en vilo, de mi inercia a no creerme, no crecerme. No ser yo
cuando escribo.
Debiera
de poder empoderarme, ¿sabes? Pero a veces es casi un acto inerte.
Hermanas
de sangre a distancia, protegedme.
Protegeros.
Corramos sin miedo. Seamos quienes demos el paso al frente sin caernos. Sororidad
en cada caricia que dediquemos,
en
cada guiño que lancemos porque nosotras mismas así lo queremos pero...
La
muchedumbre agobia, la seriedad transforma, y la fobia en cualquier molde nos
presiona.
El
tiempo se nos agolpa; nos hace parecer idiotas. Avanzamos y retroceden.
Nos
damos las manos: gritamos la palabra que oír no quieren, y no nos hacen caso.
Sé
que salto de tema como de pensar que soy tan pequeña que incluso pueda llegar a
desaparecer. Pero justo a mí me tocó ser quien soy. No por joder; intento echar
lo que llevaba tiempo contener. Intento mantenerme en el listón, pero a veces
marco la casilla del "no pudo ser".
Y
así estoy.
No
puedo controlarme si soy las burbujas histéricas de ese cava que no se quiere
ahogar en la copa, que no quiere besar tu boca, que no puede dejar de pensar.
Si
supiera contener la explosión que bulle de cada pálpito, de cada hálito, que
estalla en cada palabra que intento decir.
Si
pudiera organizar cada apunte que en sucio me ronda la cabeza,
seguir
en el juego, no quedarme siempre en la pausa o en el game over.
Si me fuera tan fácil expresarme como el resto lo hace.
Si así fuera...no sería ese libro lleno de manchas, esa grieta. La pared que nunca se inmuta, que está quieta. Sabes que pudiera extenderme más si quisiera, pero me reservo para cuando saque la saga entera.
¡Ay! Si mi genética no me definiera... No sé qué sería de mí. Si no me cortara por decelerar cada fugaz idea,
dudo que esto que escribiera, llegara a ti.
Sólo unos pocos, quién sabe si desafortunados, que me entiendan
o puedan llegarme a entender, hasta el primer final que delimite, podrán juzgarme por mi vocabulario. Mientras tanto me baño entre la espuma de su cerveza y la espalda que le di.