Veneno
Eras mi suplicio, mi veneno
mi trágica caída al abismo, mi perdición sin brújula, ni retorno.
Eras tan tóxica y lo sigues siendo; me matas, me carcomes,
te revuelves, cojo el revólver,
pones la bala, disparo al "entiendo",
me dejas medio muerto entretenido entre las cáscaras cadavéricas de tus desechos
no pienso, me impulsa, el demonio se expulsa, se sale de mí,
hace que sea yo mismo quien responda: de tus dudas surgió mi ingenio,
mi decisión, mi determinación,
mi autodestrucción la transformé en tu peor pesadilla,
hice banda sonora con mis alaridos y a tus dramas ya no hay más que desentrañar, es la despedida.
Grítame, que no te escucho.
Agárrame, que me desenchufo.
No quiero que me sigas, eres tú ahora la presa, cobarde, que huye, que se esconde en los mundos de vómitos arco-iris, cagando purpurina; la realidad no se pinta en las cartulinas.
La realidad te da de lleno: cavas tu tumba sola. Ya sabes lo que pienso.
Pero yo desistí hace tiempo, ya me hacen coros y vitoreos mis lloros,
ya sé lo que es saltar un peldaño, decido,
doy mi veredicto,
no te quiero. No huyo.
La Vencedora se despide de tu mundo.
No pienso, me muevo por mis impulsos.
Disfruto. Respiro el gas del oxígeno: que sea él quien me oxide y no tu rematada gilipollez de niño, de mal crío. Ahora vivo,
ahora cada poro ríe, yo transpiro,
ahora empiezo otra Era, camino decidido y tranquilo.
Dejo ardiendo la 66, y me dirijo hacia lo que yo realmente quiero:
protegerme. Y ahora que vivo, creé mi propio veneno.
Soy yo, encantado,
si me haces daño, reza lo que te enseñaron