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Mostrando entradas de octubre, 2018

Tocada y hundida

Empecé encontrando un hilo que salía de algún lugar recóndito. Empecé a tirar de él y me fui encontrando bolitas de vejez, nudos bien atados, enredos, remiendos y más enredos, y seguí tirando, paciente, queriendo desentrañar aquella maraña. Apreté dientes y oí cómo las costras se abrían. Cerré los ojos fuerte y oí el gatillo disparar. Las sienes latentes, la lengua insípida, sabía fría. A sangre fría, bajo cero, presionando, mi propia bala del coraje colgando, jugando al ahorcado sin fichas ni dados. Silicona en mi tejado, heladas las manos: dejo el suspiro que bloquea el tiempo y el espacio. Otro Error 404 .  Sobre los hombros, presión. Impresión de agonía, de explosión, de aire escapándose sin control, de vacío: diseño de interior. Y de burbujas de jabón, sin cartas, sobres y faltas de comprensión. Sobre tus pasos, camino en círculos, largo recorrido, periplos temporales, socavones en algunos puntos; en otros, sueños hipnóticos interrumpidos. Sobre las h

R E E N V I A D O

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Había miradas que cortaban, me achantaban, me juzgaban, me tachaban entré en un bucle negro. Me reí de lo que está feo, enviaron mofas y me mofé de todas. Ahora me toca pasar por aquellas críticas de los mismos que las reenviarán. Sólo veo negro me miran mal, me odian, les doy asco, me analizan, soy un fiasco, son iguales a mí. Ahora lo veo claro. Nos reímos todos e ignoramos que somos cómplices del mismo crimen. Estamos manchados por la misma culpabilidad y no nos queda claro. Me reí de lo que está feo, enviaron mofas y me mofé de ello, pero, ¿quiero reenviarlo ? Cortometraje que realizamos una compañera y yo sobre la actitud cómplice y machista de la gente. No seas cómplice del machismo.

Al otro lado

Al otro lado del cristal me encontré con tu mirada; la mía era distante, pero se mantenía inmóvil, como ahora, que te vuelve a ver. Al otro lado fue... Los carriles de las vías de tren confundieron mis pisadas con las huellas del olvido; mi memoria se mantuvo intacta, pero borró justo aquella sonrisa que me dedicabas. Pero, ¿eso... cuándo fue? Y continué la balada aunque esta dama ya ni de los pasos se acordaba, y el baile no lo terminé. La media vuelta, el sonido de las campanadas, el hechizo se fue. Tras el cristal de ese atardecer malva, allá que me quedé, engatusada de esas palabras que me hicieron creer que el movimiento que creía firme, su tinta se corrió deforme, y que por aquello que me dio fuerza, ahora me fuerzo en desaprender. Ahora miro a la calle, al otro lado del cristal, el mundo un día gris y obscuro; encapotado, tristón. Y sin embargo, nostálgico. Mi tiempo preferido de reflexión. Con rimas entrecortadas por y en cada renglón

Dulce Agrio

El fruto prohibido fue las entrañas del pecado que desgarra a la humanidad bajo su pesar,  su cuerpo melifluo , contagiado por mis colmillos, mis devenires, mis famélicos impulsos; el guiño de sus ojos fue la incitación al mundo de los sueños, a lo onírico de mis agujeros negros, mis uñas hurgando en sus pensamientos, gotas escarlata que se enhebran sobre las cicatrices del decaimiento, sus gemidos, los silencios del pentagrama que tecleo. Mi lujuria, el erotismo del paso del tiempo. Tuve la sensación de que la vida me rogaba clemencia, y yo sorda, me dejaba devorar por la demencia de mis lagunas: ahogándome en mis decisiones, en los cadáveres de mis almas, en mis fallidas confesiones; tuve la sensación de unirme a esa misma, tóxica y contagiosa horda. El fruto prohibido olía a fragancia afrutada, con jazmín de las delicias más amargas, con la amapola oscura que pereció en mí al amanecer; con mis caras largas y las semillas, nacieron podridas, enrevesada

F R Á G I L

Érase un castillo de cristal donde la mente se recuerda, donde la memoria se gurda en paquetes con etiquetas: en unos pone “frágil”, en otros pone “aprieta”. Érase un palacio fragmentado en estelas de vidrio, en rosetas y rosetones que, de colores, brindan los interiores de intensas gamas de luz pigmentadas con cada estación del año. Érase un vestíbulo cerca del patio donde aguardaba cerca del piano un príncipe acristalado, con estalagmitas en los cansados párpados, y estalactitas debajo de sus ojos. No platicaba ni con el piano; sólo solo observaba el reloj de pulido oro coartado por el frío del tiempo y la eternidad del espacio.             “¿Hasta cuándo, yo espero?”, se pregunta amargado. “¿Hasta cuándo yo espero para poder descubrir lo magnate del universo?” Nadie pudo responderle al momento. Érase un príncipe a un trono arraigado, con cadenas, congelado; Érase unos reyes que lo tenían a sus deberes, castigado; Érase una euforia comprimida en papel dora

Silhouette

Silhouette que te contorneas peligrosa, Silhouette que quiebras cada rosa, Silueta fúnebre, luto en la losa. Derrochas. Derrotas. Corriges. Elaboras. Silhouette cose y enhebra, los lazos de palabras que de mi boca aprietan, Silhouette , cállate y piensa: hoy Solitude, a tu reclamo, acudirá. Que calmen los mares, hoy las grietas saben a sal. Pidamos un minuto de silencio por el fin de Agonie , al fin, dormida pudo ir. ANTERIOR ["Inktober de Poemas: 10 de octubre: Silhouette "] SIGUIENTE

Reinicio

Aquel día fue el reinicio. Apagué la computación; busqué la X pero encontré el error. Me dispuse a cambiar de ecuación y me hablé de la desconexión: código 404, apaguemos, por favor. Desenchufando. Regocijándonos, en el dolor. Aprendiendo, a querernos, vivas, lujuria y pasión. Un apocalipsis temporal, me susurro: "ya es suficiente por hoy". Ritmo, Amor y Pasión por las letras. Es todo lo que necesito. La intención la pongo yo. ANTERIOR ["Inktober de Poemas: 6 de octubre: Reinicio"] SIGUIENTE

Veneno

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  Eras mi suplicio, mi veneno mi trágica caída al abismo, mi perdición sin brújula, ni retorno. Eras tan tóxica y lo sigues siendo; me matas, me carcomes, te revuelves, cojo el revólver, pones la bala, disparo al "entiendo", me dejas medio muerto entretenido entre las cáscaras cadavéricas de tus desechos no pienso, me impulsa, el demonio se expulsa, se sale de mí, hace que sea yo mismo quien responda: de tus dudas surgió mi ingenio, mi decisión, mi determinación, mi autodestrucción la transformé en tu peor pesadilla, hice banda sonora con mis alaridos y a tus dramas ya no hay más que desentrañar, es la despedida. Grítame, que no te escucho. Agárrame, que me desenchufo. No quiero que me sigas, eres tú ahora la presa, cobarde, que huye, que se esconde en los mundos de vómitos arco-iris, cagando purpurina; la realidad no se pinta en las cartulinas. La realidad te da de lleno: cavas tu tumba sola. Ya sabes lo que pienso. Pero yo desistí hace t

Maiduti

Se ve luz al final del túnel, se ve, Se ve a Maiduti aclamada por su envés: no la juzgan por su portada, quiere creer. Un nuevo deber en la agenda apuntada. Avanzan los pasos, los logros quedan cerca. Brindemos por los "ligeramente". No saborearemos el oro, pero en bandeja de plata yo se lo pondré. Se ve luz al final del sueño, se ve, del punto y coma duradero, a los tres. El continuará como dolor de barriga: podré decir que lo intenté.  ANTERIOR ["Inktober de Poemas: 4 de octubre: Maiduti"] SIGUIENTE

Al Límite

Al máximo porcentaje; a punto de quedarme en coma con pausa, sin aire y con final, y yo distante. Al borde de cada una de tus palabras... palabras tajantes; golpeándome, golpeándome, ¡pero, señora, aguante! Al-one como la música del desesperado corazón que late, por darme unos segundos de plena indisposición, respira; fuera; aire. Alcoholizado en el delirio del dolor de sienes; atragantarme con los alrededores, con el ahogamiento, con "¡calla, boba, te van a oír!" Al límite, de la guillotina, el estrés colgando; tanto... que incluso escribo esto tarde y parando, recordando, acomodando la saturación encima, para no cogerme otro catarro; la ansiedad en vena, para que chute y con pequeñas dosis me envenena. Firme: la defunción de mi mente.   ANTERIOR ["Inktober de Poemas: 3 de octubre: Al límite"] SIGUIENTE

Desconexión

Estuve en la tesitura de quedarme en ese ayer turbio y sombrío o conocer el camino fangoso del posicionamiento: del "hoy quiero decir lo que pienso"... y lo dije. Me llovieron los ojos y el paraguas estuvo por un tiempo roto. Se nublaron los acontecimientos y en la pantalla apareció "error" yo añadí la desconexión. ANTERIOR ["Inktober de Poemas: 2 de octubre: Desconexión"] SIGUIENTE

Seamos Una.

Estaba espeso, marino y con motas luminiscentes que brillaban como tintineos tenues, guiños de las estrellas que revelan a los animales que se esconden en lo que creemos las tinieblas, cuando aguardan y se resguardan de la noche entre los pinares del bosque.  Luego está Ella: bella y menguante, tez pálida y pulida, craterizada; a veces gris pero nunca triste. Y después Él: su fiel compañero, sirviente y tenaz, siempre a su vera, platicando con los vientos que siempre cambian de aires y sueñan con sueños y suspiran con los besos de los romances. Algunos dedicados a la disculpa, otros a la luna, otros a tus adentros. Hoy no hay luna llena, lo saben cientos. Hoy el lobo aguarda a su compañera que vive un mito al revés. Hoy no hay dos pies, sino una historia de pelaje e instinto animal: hacia el bosque se oye al cazador vender, las pieles de los anteriores animales que cazó, con su AK-43. El bosque vive preso del miedo de un superior que se cree dios en el tiempo. El bosque s