Las luces y la ciudad
Los neones son horribles
Y la luz de las farolas también.
Parecen los fantasmas de los muertos
Atrapadas en estrechos tubos de cristal.
Pero tampoco son mejores
Los callejones oscuros,
Las travesías sin iluminar
Y tampoco los parques sin alumbrar.
El asfalto es frío y duro
Y los adoquines también;
Siempre hay alguno suelto, que baila
Cuidado, que te puedes caer.
Las aceras brillan si se mojan,
Como los árboles
Y la yerba también.
Los baches se llenan de charcos
Esperando a un niño a saltar.
La niebla oculta los tejados,
Se come las torres y las agujas de la catedral.
No hay farola ni foco tan potente
Que la puedan disipar.
Si te pierdes y no te encuentras,
Toma de referencia un punto.
Puede que alguna horrible luz
Te pueda llevar al hogar.
Y la luz de las farolas también.
Parecen los fantasmas de los muertos
Atrapadas en estrechos tubos de cristal.
Pero tampoco son mejores
Los callejones oscuros,
Las travesías sin iluminar
Y tampoco los parques sin alumbrar.
El asfalto es frío y duro
Y los adoquines también;
Siempre hay alguno suelto, que baila
Cuidado, que te puedes caer.
Las aceras brillan si se mojan,
Como los árboles
Y la yerba también.
Los baches se llenan de charcos
Esperando a un niño a saltar.
La niebla oculta los tejados,
Se come las torres y las agujas de la catedral.
No hay farola ni foco tan potente
Que la puedan disipar.
Si te pierdes y no te encuentras,
Toma de referencia un punto.
Puede que alguna horrible luz
Te pueda llevar al hogar.
Esther Ochoa