Destino

Me encanta cuando mis bragas
Se pierden entre tus sábanas.
Porque es señal inequívoca
De que no quieres que me vaya.

Me encanta lo que no dices,
Pero que se refleja en nuestro abrazo
Y en tu cuerpo.
Después de todo no es tan malo.

Adoro imaginarme las caras
De consternación de los vecinos.
Hipócritas mojigatos todos,
Nadie dijo que los placeres deberían ser inocentes todos.

Habrá a quien le parezca mejor o peor.
Esos no entienden.
No se pueden controlar los impulsos del amor.

¿Y qué me cuentan a mí de pecado,
Cuando yo no tengo dioses
Ni yo soy dueña y responsable de mi destino?

Esther Ochoa 

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