Ir al contenido principal

Un nudo

   Los nudos en la garganta son lo peor. Es como si hubiera un puño directamente dentro de la laringe y éste intentase expandirse haciendo saltar sangre y trocitos de cartílago en el proceso. Cuando abres el grifo de tus ojos y dejas que las lágrimas corran y arrastren consigo rímel y (el) maquillaje (de tu fachada), te crees a salvo. Entonces tragas saliva y el nudo te recuerda su presencia haciéndose más compacto y duro. Tanto que casi impide que el aire pase a tus pulmones. Eso y el propio dolor físico que sientes hacen de tu desgracia, aunque ya lo sea, la más grande del mundo.
   Luego intentas calmarte, te tumbas, das vueltas, reflexionas, te muerdes el puño... todo ese tipo de cosas. Para nada. Siempre hay algo en la garganta dando puñetazos desde dentro exigiendo que las lágrimas afloren. Ese algo siempre gana la batalla y se sale con la suya.
   Hay dos tipos de llanto: el primero, en el que lloras sin hacer ruido mientras estrujas la almohada, un cojín, a ti mismo (lo que sea); y el otro en el que prorrumpes en sollozos, tienes ganas de chillar, arrancarte el pelo, revolverte... en definitiva: de hacerte daño. Este último es el más artificioso y llamativo; es el que todas las películas o farsantes imitan patéticamente.
   Después de llorar se te queda una sensación extraña, una extraña calma, como si unas raras nubes de cambio aparcasen estáticas en tu mente. Levantas la cabeza como sin saber qué ha pasado y sin recordar apenas nada. La cabeza está vacía. No te sientes mejor ni peor, simplemente sientes. Nada. Ves alrededor y agradeces estar solo.
  Todo ha pasado ya, o al menos en apariencia.
   Desentumeces tu cuerpo poco a poco: el cuello, los brazos, las piernas, incluso el estómago. Un par de parpadeos rápidos, cuatro respiraciones y retomas tu vida de nuevo.
                                          
                                                                                      Esther Ochoa
  

L O+ L E Í D O · A Y E R

Hegoak [ w i n g s]

@ ophelias_dream « Hegoak ebaki banizkion neria izango zen ez zuen alde egingo Baina horrela ez zen gehiago txoria izango » _ Mikel Laboa   [Si le hubiera cortado las alas, sería mía. No huiría. Pero si lo hubiera hecho, no sería más un pájaro]      Yo nunca fui mi pun to fuerte entre hoy, ahora y mañana la vida será otra,   las alas no más rotas las palmas ya sin cortes las zarzas sin espinas cortas las corazas fuertes como montes   Yo nunca fui mi punto de encuentro entre aquí, luego y allá me encuentro perdida,   los ojos no más rojos los labios sin morder los poemas de caza en cotos los mensajes sin responder   Yo nunca fui mi punto y seguido siempre puntos suspensivos y aquí estamos.  

a través

«Sólo se gana su libertad quien la conquista de nuevo cada día.» _Fausto de GOETHE me conquisto y abandero ¿mi revolución?: querer mi cuerpo entero, ¿libertad?: verme a través del reflejo, entre los escombros, guía la figura, atentas, miran las incógnitas, con ahínco, sopesa las sospechas: los cambios maduran y estrechan los lazos adornan y reflejan a Alicia, a la verdad tras la espesura, me resisto y desetiqueto ¿mi criterio?: personas libres ¿cordura?: soñar con delirios, descubrirme es un tesoro y las llaves en el mar profundo derrocho almíbar, ambrosía y amor, descubren contiguas, mis manos al sol, escuchan melifluas, miradas en rocío, recuerdos: escondidos en los dedos me premio y alabo me curo y me desquebrajo alzo el vuelo y aquí aparco: la huella de mi filosofía. 

pico tres-cientos (laladróndrón) [0304]

@ rebecafleur   Me cabrea tanto tu soberbia en la mirada no soy menos que tú cometes los mismos errores que yo es no hablar para que no te subas a la parra para que no me digas que soy una exagerada para que no me digas nada para que no me taches de lo que pecas para que no creas que soy de tu condición como un ladrón No estamos en el mismo saco. En tu liga yo ni salgo. En tu concepto, no ni valgo. Pero eres como él. Quieras o no aceptarlo, ya lo hablamos En cierta medida. Y aunque me digas que yo también es un argumento vago.  Yo elegí matar esa parte de mí. Y edificar otro campo allí. Sembré sobre quemado. Y así No seré lo que tú me digas. Así que borra esa sonrisilla.  Que a veces más que asco me das pena. Y no deberías simplificarte a tan poca cosa, yo creía en ti. En que llegarías a ser otra persona No tan poca cosa. Anda, hazlo por ti. No soy de tu condición. Tenlo ahí.

quiero ser un felino

  «Aprenderás a convivir //  Con las partes menos bellas que hay en ti [...]  Pero sí, de algo hay que vivir» _Aprenderás de Rigoberta Bandini estas mañanas para descansar de ti inquietud; no aquí. esa tranquilidad... dónde estará cuando se despierta la incertidumbre fuma inquietud y exhala nerviosismo, mejor no cruzarse con ella; quiero ser un felino... que no me rompan rotos ni descosidos que no me estorben humanos insustanciales ni creídos, que si molesten, arañe y sea bien visto, pero me tocó ser humana, y ahí vivo; esa paz... dónde quedará cuando sienten zen y zentauri no sale se escapa al ver a las cabras pelearse, mejor de ellas olvidarse, y existir.