Elfo Garabatos, mucho gusto


                                                                      2-9 del Dicotomimbre de 2.000.019

A falta de duende, un elfo se las apaña para seguir adelante con su cometido.
Un tardelunio como hoy me voy al monte de los desastres, rebusco entre los árboles más asequibles y tomo prestado las grandes hojas de papiro para preparar mi trabajo. No era mucho, pero me las apañaría tan bien como aquellos duendes ingenieros e inventores de ideas más mecánicas, con esas herramientas tan infinitamente prodigiosas como fantásticas que a disposición de la ciudadanía mágica estaban. Apilé un buen montón de hojas largas para poder decolorarlas con una película nívea de pétalos de flor de nieves. Con el gran alfiler que encontré entre el Bosque Puntiagudo pude recortar las hojas y hacerlas a la medida óptima para posteriormente trabajar con ellas.

Pero faltaban todavía elementos esenciales para mi arduo trabajo; miré el reloj de lágrimas de cucaracha atómica y me convencí que, a pesar del temporal de carámbanos, todavía podría aplicarme en mi trabajo. Así que me dispuse a ir montaña arriba, a las minas grises de Rompecabezas de Arriba, a por material que me permitiera bocetar sobre las láminas florales que tiempo antes había recolectado. El asunto era peliagudo, sobre todo porque la extracción de minas afiladas era un trabajo de Toposnóminos, los expertos en la extracción. Pero me vi capaz de tal aventura, ¡total!, lo más complejo era, una vez después, recogidos todos los materiales, ponerse a aplicarme en mi trabajo...

Monte abajo de Rompecabezas de Arriba, sin romperme la crisma y con las minas como trineo de Mama Sualc, la Reina de las Pascuas Glaucas, me deslicé hasta las faldas de la montaña.
Ya abajo, tras una tartaleta de cítrico agrio con gotas de lágrima de dragón dulce, la merienda habitual previa a un trabajo de horas y horas de pensamiento y creatividad élfica, me dispuse a empezar a garabatear. Serían ocurrencias como quien dice, pero a falta de habilidades técnicas, debía apañármelas para estar a la altura de mis iguales y diferentes.
Así, el crepúsculo y los cantos de los ninfos y los cisnes de afuera me encontrarían garabateando, borrando con resina de arce flexible.

Y es así como te cuento.
Mis nulos recursos, pero en proceso de mejora y yo te saludan en esta fría tardelunia.

Atentamente,

Elfo Garabatos

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