Soltar amarras

Y volvió a repetirse la escena,
esperaba en medio del baile,
el rededor giraba a sus aires,
sus indirectas despertaban las pasiones;

y volvió a tomarme de la mano, grácil y perenne,
acogió mi resignada cintura,
recogió en la coronilla mi duda,
su decisión hicieron tambalearme despacio;

se acogió al voto de silencio,
me miraba con sus ojos agrietados,
hacía tiempo que no mirábamos a ambos lados,
nos encontramos en el mismo punto de no retorno;

no hizo ademán de soltarme,
yo ya me había amarrado,
izé velas y navegamos despacio.
Vigilia se llamaba nuestro barco.

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