Dos voces
...Es como perderme en un laberinto,
todo frondoso, hipnótico, florido,
es un camino oblicuo, hipnótico, colorado,
en torno al que orbita un ambiente enjugado que lima las asperezas,
es un badén tapiado.
Conduzca con cuidado, advierte una señal,
nadie quiere acabar mal, menos incendiado,
mas sólo la pasión crea flama, ignición.
...Es como desterrarme a vivir rodeada de pecados,
nadie se libra ni un ápice,
somos ruines, pero civiles;
lanzamos cuchillos, y escondemos la piedra,
vestimos de verdades los picos que agujerean
y son tan sólo palabras pécoras que si pueden, enredan.
No salga del camino dorado, pequeña, hay lobos a los que les toca la quiniela.
...Es como un subrayado en fosforito.
Temo que tu atractivo se convierta en tu peor baza, que torna tu destino,
que hace de la suerte un augurio, del acusado al verdugo,
es el final de un iluso que se pierde por su propio laberinto.
Y me encuentre, buscando algún hito que enterraré, para que ningún mal parido
escarve y te destroce.
...Es como nadar entre dientes feroces,
son dos voces las que tras de mí se esconden:
una enloquece al mirarte,
la otra se resguarda y espera; hay recámara para dispararte.
[Inktober de Poemas: "Convergente"]
todo frondoso, hipnótico, florido,
es un camino oblicuo, hipnótico, colorado,
en torno al que orbita un ambiente enjugado que lima las asperezas,
es un badén tapiado.
Conduzca con cuidado, advierte una señal,
nadie quiere acabar mal, menos incendiado,
mas sólo la pasión crea flama, ignición.
...Es como desterrarme a vivir rodeada de pecados,
nadie se libra ni un ápice,
somos ruines, pero civiles;
lanzamos cuchillos, y escondemos la piedra,
vestimos de verdades los picos que agujerean
y son tan sólo palabras pécoras que si pueden, enredan.
No salga del camino dorado, pequeña, hay lobos a los que les toca la quiniela.
...Es como un subrayado en fosforito.
Temo que tu atractivo se convierta en tu peor baza, que torna tu destino,
que hace de la suerte un augurio, del acusado al verdugo,
es el final de un iluso que se pierde por su propio laberinto.
Y me encuentre, buscando algún hito que enterraré, para que ningún mal parido
escarve y te destroce.
...Es como nadar entre dientes feroces,
son dos voces las que tras de mí se esconden:
una enloquece al mirarte,
la otra se resguarda y espera; hay recámara para dispararte.
[Inktober de Poemas: "Convergente"]