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Llorar, por no reír

Nacido para hacerte sonreír.
Creen que no da palos en su vida; y es por los insanos apaleado,
pero es que los locos siempre son los malos",
y aquí no acaba la película... 

¿Es que no nos comprenden?
Las consecuencias son parte de la ignorada causa:
la felicidad obligada es la tragedia encarnada.

Nunca dejes de sonreír.
Si no estuviera el transtorno en mí,
si la vida no hubiese abusado de mí,
si no hubiera salido así...
...y si te pusieras en la piel de este loco poeta que sólo quiere ser feliz...
Creo que no habría esta sociedad de mierda, hipócrita,
cínica, apática, crítica cuando no debe...
Creo que no tendría la broma como parche contra el dolor.
Si tú me tratas bien, yo te trataré mejor...

No sonrías.
Ríe a carcajadas raras,
asusta,
sé tú, pon tu cara.
Recuérdalo, esa seriedad cuando me río, sonrío,
intento ver todo mejor porque vivo en una maraña gris y apocopada por su cinismo...
y dices que me tachas de ser yo la falsedad alzada,
pero no, soy mejor que todo eso,
soy mi propia bandera izada,
bailaré el vals del majara,
os romperé las caretas,
este maquillaje es mi tristeza que se alegra de la revuelta.

Levántate, venganza.
Necesitas entender,
que eres lo que eres,
producto del maltrato que entinta tu expediente.
No hay médico que valga,
no hay ética que entienda
que los que joden por placer:
porque ahora les viene bien,
porque hoy tienen un día que les hace gracia joder,
por la excusa que quieras, por el motivo que quieras,
si eres un cabrón como persona,
por mí, n o  t e  q u i e r o  n i  v e r;
como si la recámara apunta y graba tu pensamiento en la pared,
no habrá lamentos para los que quieren verme enloquecer...

¿Por qué tanta seriedad en tu rostro?
Esto es una comedia andante,
soy una discordia emocional.
Ríete.


Vine para hacerte comprender
que para entenderme
has de ponerte
en las hebras de mi quebrada piel.

¿Sabes cómo me hice esta herida?
Fue gracias a que me reí de ti.
Llorar por no reír. #JOKER, 2019.


[Inktober de Poemas: "Sociedad"]

L O+ L E Í D O · A Y E R

Maiduti

Se ve luz al final del túnel, se ve, Se ve a Maiduti aclamada por su envés: no la juzgan por su portada, quiere creer. Un nuevo deber en la agenda apuntada. Avanzan los pasos, los logros quedan cerca. Brindemos por los "ligeramente". No saborearemos el oro, pero en bandeja de plata yo se lo pondré. Se ve luz al final del sueño, se ve, del punto y coma duradero, a los tres. El continuará como dolor de barriga: podré decir que lo intenté.  ANTERIOR ["Inktober de Poemas: 4 de octubre: Maiduti"] SIGUIENTE

Buscando.

Me di cuenta tarde. Estaba efectivamente buscándote entre la gente. Tantos datos que me diste de ti y nadie coincide contigo en la calle. Temo siempre por distraerme y encontrarnos sin saber que lo hemos hecho, por eso miro a todos lados, antes de cruzar. Al frente si el semáforo está en rojo. A la muchedumbre si parece inmensa; busco quien destaque de entre la marea. Pero luego me doy cuenta de lo absurdo que todo parece. ¿Se estará dando cuenta alguien de este ridículo que estoy haciendo? Pero si nadie se percata, yo te seguiré buscando.

Hineni

Esa mirada que se esconde entre el cárdigan de tus palpitaciones y los soplos de a quien lanzas corazones es la que me intriga.   Andas siempre sonriente, con unos luceros como la noche observándome ¿qué es lo que pensaron entonces?, me pregunté ¿cuando aterricé sobre esos lunares buscando placer y encontré a dos estrellas fugaces esperando a otro viandante? No lo sé.   Hay satélites ambulantes que buscan dónde resguardarse de una soledad imparable, y buscan ubicarse, orbitando para fijarse en sólo una presencia inapagable como tú.   Pero dudo que estos hilos nos juntasen así que velo por tus sueños, desde tu olvido, y admiro desde otro sitio que esos ojos bonitos, amen a quien amen, encuentren un destinatario fiable. Esto es sólo un mensaje desde un dudoso remitente allá donde te encuentres, si me necesitas aquí estaré.  [ 29 de octubre con: CÁRDIGAN. Aportación de E udyptes] POEMTOBER SIGUIENTE

Nunca la misma; siempre diferente

Inmarcesible Que no puede marchitarse. Siempre el mismo discurso que no marchita, las mismas palabras cansinas, arrastradas, casi automáticas, sin ser románticas, siempre el mismo augurio, las mismas resignaciones prescritas, los mismos focos sobre la misma mirada de ojos: la nostalgia de poder haber sido otro quien se comiese el marrón. De los tiempos donde una se engañaba a sí misma y el reflejo le decía que no, que no eran buenos tiempos para sentir afecto ni pedir cariño, o la herencia, o la querencia en la que siempre se queda, esa estancia de indiferencia, no hay ventanas, sólo espejos y a caminar a tientas. Siempre es el mismo sermón inmarcesible en sus renglones, jugando en los laterales, recortando los bordes, sin ser extremistas opuestos, siempre conociendo las reglas, los juegos sucios, los trucos, temiendo los ases bajo las mangas, los puñales por la espalda. Siempre es el mismo resultado para quien juega en casa. Sin embargo nunca es la misma persona quien ...