Hubo un tiempo en el que se preguntaba de qué color serían sus ojos cuando mirase al cielo. Si se reflejarían en él los grises de cada tormenta o los ocasos de cada primavera. O si la lluvia limpiaría dejando la belleza del petricor. Mirando al cielo, soñaba alto, las cadenas lo apresaron: tienes que mirar por dónde vas. Creo que es un alma que no aprende a mirar sólo hasta donde le dicen, siempre mira más allá. Creo que es un ente que no está hecho para este mundo donde no se prioriza la humanidad sino la practicidad mecánica. Cree que es un espíritu difícil de hacer encajar y lo percibe en cada atentado contra la humanidad que día a día ve. No sabe si sabe pensar fuera de la caja porque nunca supo encajar. Pero a veces siente que vive más fuera que dentro y aun así está desorbitado. No lo hace consciente, le sale sin más. Y a veces piensa si estará el mundo malo o estará él mal. Hay cuestiones que no contesta y deja pasar mientras mira el cielo y ve cómo va cambiando y se pregunta: "¿de qué color mis ojos se verán?".
qué enigmático lugar donde encontrarnos con el silencio del mar el susurrar de las olas como hojarasca ululan arrecifes encuentran en tus comisuras prístinas fragancias que te encanta saborear, cualquiera lo diría que ni aún siendo de día buscas refugio en esos pliegos, que por mí, escondería cualquiera se atrevería a dormirse en la duna la curvatura de mi media luna, la escondo pero es parte de mí.
