Quedarse a cuadros

Por casualidades de la vida
la lluvia se hace amiga
cuando el paraguas viene volando,
por razones graciosas, que se van aprovechando,
se agradecen los detalles.
Es breve la reflexión que me hago, filosofando,
con tono cantarín a pesar de la que está tronando
pues es un agradecimiento a Vego que me regaló un paraguas con cuadros,
el pobre, universitario y abandonado,
que nunca más fue reclamado
y apadrino bajo mi brazo;
ahora ya parte de mí.

A Vego,
una de las muchas mujeres de la limpieza de la universidad UPV/EHU,
pero sobre todo buena persona.

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