Alzheimer
Antes de que el tiempo pase la pelota a aquello que deseábamos conservar con vehemencia, esculpamos los recuerdos por sus nombres como en piedra Rosetta, a compás de los andamios que subimos y sufrimos, que con codicia dedicamos a los olvidos, nos plantean herirnos, pero nos mantenemos dispuestos a no caer, hilando fino con paciencia. Debemos estar unidos para no perder los estribos, no caer en la zozobra y la inquietud, regocijarnos en el júbilo y jubilarnos entre los días que regamos por no dejarlos mustios, causar en el espacio y el desaliento un boicot; que nos rijamos por el comunismo de la buena intención: una vida común provechosa para los dos, una simbiosis de cosas estrepitosas que nos dejen mejor. Acompañarnos cuando nuestros cuerpos caigan en depresión y las campanadas den las horas sonadas del reloj, hasta entonces, aún sabiendo que tu regazo siempre será mi cielo y tu agonía mi dolor, quiero que sepas lo que te quiero: seré la primera que adorne de be