HDD7: NONDOA

 HDD7:NONDOA

 

 
Érase una brisa que soplaba siempre hacia las cornisas de Honjok, un ser fluido y efímero que duraba lo que dura un parpadeo de mariposa en el valle de Nondoa. Cada milésimo de atardecer subía la escalera que daba a la cratérica luna que iluminaba el valle y le pedía las setitas que brotaban de sus poros. Setitas que en miles daban lugar a praderas de colores fantasiosas y alucinógenas. Honjok pasaba muchos ratitos allí. Había veces que se llevaba su propio equipaje y se las recorría enteras, viendo cómo se regeneraba cada hongo que cortaba con permiso de la Luna.

Pero hubo un día que encontró una especie jamás vista: era iridiscente, pulcra y lisa como las alas de un agaporni plateado. Su tacto era etéreo, casi insignificante, parecía tan delicado que Honjok tenía miedo a romperlo con el mínimo roce. Y sin embargo, era duro y resistente como el titanio diamantado del monte más alto de Nondoa. Y pidió a la luna si podía probar tan rico hongo, pues su aroma era indescriptible: todos los aromas más soñados y nostálgicos se concentraban en ese pequeño y blanquecino champiñón. Luna le dio permiso y decidió cocinarse un plato típico de Nondoa: un "bon bianco dia mond" con semillas de pétalos trasparentes y pinzas doradas de cangrejo marinado.

Y al irlo a probar descubrió un gusto tan inimaginable como irreal. No supo identificar a qué le sabía aquel champiñón. Fue como descubrir un tesoro que no volvería a probar ni a conocer jamás. Luna le advirtió que si lo decidía probar, no podría dejarlo de comer o apartarlo. El retrogusto le taladraría la boca hasta hacerse fuego. Honjok aceptó rápidamente pues el sabor le había maravillado. Pero entonces recordó la fragilidad del gusto y se lamentó no dejar algo para quien viniera después. Pues era un alucinógeno único en su especie. Y de repente, notó picor. Y más picor, en el paladar. Y buscando ayuda, gritó a la Luna Y cuanto más se percataba del picor, más apartaba el hongo de su boca y dejaba de comer. Y el picor se convirtió en ardor, y buscando en su mochila la cantimplora, se encontró a sí mismo en una alucinación, producto del hongo y del campo de estupefacientes hongos que le rodeaba. Y el ardor pasó a ser quemazón, y de la quemazón chisporroteó una llama de la punta de su lengua, que se hizo fuego. Y el fuego salió de su boca para envolverlo entero y convertirlo en sol.

En el atardecer de Nondoa, la brisa suena a canción y dicen las lenguas nondoas que la brisa canta 🎝el miedo quema y lo nuevo, intacto queda🎜.


෴෴෴


Los dados hablaron: la primera hilera es la intro; la segunda el nudo y la tercera el desenlace.

Palabra especial: FLUIDO.

Tirada invitada: HESBLUFFING.

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