UNO MÁS DE COLECCIÓN

HDD3: UNO MÁS DE COLECCIÓN

 

Reinaba el silencio. Sólo la brisa ondeaba las cortinas de plástico; un movimiento en vano y sería blanco fácil para los francotiradores. Agaché la cabeza y me apreté la bandana lentamente. Sólo tenía que buscar la pieza clave que me habían encargado y volverme en el primer vuelo a Japón. Caía la noche y la oscuridad me confundiría con las pilas de cajas y muebles abandonados que empolvaban la habitación. El plan parecía fácil, pero en aquella habitación se escondía más que un tesoro coleccionable. Tenía la sensación de estar en presencia de una escena que escondía crímenes sin resolver. Pero ésa no era mi guerra, me decía constantemente, y sin embargo no paraba de preguntarme qué sería tan grave como para esconder en un edificio abandonado a su suerte.

Atisbé aquello por lo que me habían contratado: el corazón del ornitorrinco, una figura artesanal, meticulosamente tallada en madera y bañada en oro y otras piedras preciosas, que, según antiguas leyendas, otorgaba poderes obscuros de magia negra a quien lo poseía. Me apresuré a envolverlo junto con los paños que traía, pero no vi la granada de sonido que alguien hubo lanzado mientras, ensimismado de la propia pieza, se había colado por una de las ventanas del edificio. La explosión me aturdió durante algo más de veinte segundos. Me obligué a concentrarme pero me era casi imposible. Creí que deliraba porque empecé a escuchar cómo gotas de agua chocaban contra las paredes desnudas del edificio. Fruncí el ceño, no me podía dejar atrapar allí; no estando tan cerca de cumplir mi misión.

La tormenta se agravó pero no sentía movimiento cerca de mí, sólo la cabeza me daba vueltas. Intenté recordar por dónde había entrado, para poder salir. El entrenamiento militar proporcionado para memorizar planos había sido todo un acierto en mi disciplinaria formación. Sin embargo, sólo un buen mapa mental te hacía pensar rápido en opciones en caso de encontrarse con un callejón sin salida. Ya estaba cerca de la salida: el convoy EL3F-ANT.E56 esperaba a unos metros del edificio. Atisbaba a mi equipo que ya tenían todo preparado para marcharnos de aquel espantoso lugar. A unos metros del transporte, choqué sin remedio contra algo y me echó para atrás. Cuando me incorporé preso de la sorpresa y del pánico, comprobé que una pared transparente me separaba de aquello que me parecía la salvación. El miedo se incrementaba más y más en mí. No entendía qué me separaba de escapar...

Un talismán que colgaba como péndulo en la oscuridad encerraba al ladrón de tesoros, inquieto y asustado. De las oscuridades de aquel plano astral se oyó el eco de una voz:

─No puedes robar un corazón que no te pertenece─ y guardó junto con otros talismanes de diferentes colores el que grabado en madera ponía "el corazón de ornitorrinco".

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Los dados hablaron: la primera hilera es la intro; la segunda el nudo y la tercera el desenlace.

Palabra especial: ORNITORRINCO.

Tirada invitada: AGUACATEX.

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