Ojalá hibernar un mes
Hay golpes que se encajan mejor en el ring que en la vida.
Ayer creí que me desplomaría porque llovía plomizo,
ayer sentí tal espinazo que no podía ver qué me había atravesado
pero lo sentí como un balazo, y decidí volver a empezar.
No soy de acero, pero sé que así, saben las heridas cuando agrietan.
Estuve a punto de tocar fondo,
sólo se fue el fuelle de algo a lo que todavía no respondo.
Dejo en visto, no leído, no comento, no controlo
ayer casi en miedo me ahogo.
Hoy tengo razones más de peso para llorar.
Es extraño pero siento gran desazón sembrando mi interior.
Como si estos días no hubiese habido más que bajón tras bajón.
Por la mañana no sabía adónde mirar: aparqué la vista adonde te vas,
pero decidí volver a empezar; cada vez veía más agujero.
Algo extraño está mutando dentro.
Hay temas que no van más lejos; sólo el enunciado ya te cuestiona
ya se quedan sin hilo las costras, ya se oyen en voz alta las rosas,
tú sólo quieres disfrutar y vivir, ya te cansaste, te vas a rendir.
Priorizanado infantiladas sin fijarme en estos errores que cometo.
Quedan pocos días, ojalá hibernar hasta que se paralice el tiempo.
Está por caer el telón en este escenario.
Son tantas cosas en menos de un año...
ayer sonaba Limón y Sal y pensé que definía mi estado,
hoy suenan tantos ruidos que ni los acallan los cascos.
No es para rezar, pero se me juntan las manos.
Mañana serás cosa del pasado.
Y hay golpes que no sé cómo encajarlos.
Ojalá hibernemos de la mano
pero un día de estos te coronarán con pétalos
y quiero pensar que he estado algún día a tu lado.