Querida Tía Angus,

Pudo haber terminado en tragedia, pero el telón decidí bajarlo cuando la escena terminó.
Cuando tras las mascarillas lloraron y el clamor del público no lo silenció.
Ayer se anunció una crónica que murió sin ser anunciada. Pero renació de sus cenizas y se hizo mayor; maduró. Surgió.
Ayer Borges se me apareció en ficción; pero yo ni le nombré. Su corazón en mi puño palpitó
y recordé que todavía tengo tus ojos verdes sin leer, Dama que juega con mi tiempo; y luego Morfeo y el más allá de las barreras del sueño que no me dejan ver...

Ayer recordé muchas cosas por hacer y me transmuté.
Necesitaba desahogar,
rehabilitar,
reencarnarme en la que vivía atrapada bajo el mar.

Pudo haber terminado en tragedia, pero la sal curó y abrió heridas,
descendió por la espalda que me diste, y ahora veo y oigo cómo te vas.


P.D.: No te has ido nunca, ¿verdad?

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