Caso cerrado
Hay diálogos que no veo,
los siento, pero no me atrevo a tocarlos.
Los saboreo, pero se derriten en mis labios.
Hay versos que no son pactos con ningún diablo.
Son tuyos, son nuestros,
son vivencias sacadas de mis cajones cerrados.
Hay vidas que leo en esas cansadas ojeras,
en tus brazos armados de fortalezas,
en tus vendajes que cubren verdades.
Hay sonrisas anónimas,
a las que nadie les hace caso, mas en mi cabeza nadan,
se posan en silencio donde las historias se relatan.
Hay ventanas abiertas que apelan a mirar dentro.
Colchonetas con chinchetas que me levantan si caigo,
y me sujetan si vuelo demasiado alto.
Hay quien pide fuego pero sin haber mecha. Y aprendes a no tenerlo cerca.
Se esfuma la carga de soportarlo, en un parpadeo ya no lo oigo ni leo.
Cerré cuaderno, escribí entre líneas, puse fin a su cuento.
Hay palabras que no pronuncié en ningún verso
pero aparecen tatuadas en mis adentros:
viven, crecen, mueren, y dejan de ser un cabo suelto.
los siento, pero no me atrevo a tocarlos.
Los saboreo, pero se derriten en mis labios.
Hay versos que no son pactos con ningún diablo.
Son tuyos, son nuestros,
son vivencias sacadas de mis cajones cerrados.
Hay vidas que leo en esas cansadas ojeras,
en tus brazos armados de fortalezas,
en tus vendajes que cubren verdades.
Hay sonrisas anónimas,
a las que nadie les hace caso, mas en mi cabeza nadan,
se posan en silencio donde las historias se relatan.
Hay ventanas abiertas que apelan a mirar dentro.
Colchonetas con chinchetas que me levantan si caigo,
y me sujetan si vuelo demasiado alto.
Hay quien pide fuego pero sin haber mecha. Y aprendes a no tenerlo cerca.
Se esfuma la carga de soportarlo, en un parpadeo ya no lo oigo ni leo.
Cerré cuaderno, escribí entre líneas, puse fin a su cuento.
Hay palabras que no pronuncié en ningún verso
pero aparecen tatuadas en mis adentros:
viven, crecen, mueren, y dejan de ser un cabo suelto.