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Tin Teddy (HA! HA!)

Ayer vi al payaso en el cristal de la tienda, me sonreía.
Yo no lo hice.
Me da miedo esa sonrisa. 
Ayer de nuevo le vi en la misma tienda,
y a su sonrisa inquieta.

Ayer pensé que me miraba y me sonreía,
y educado, le sonreí.

Hoy, con mamá, hemos vuelto a pasar por la tienda,
y el payaso no estaba.
En cambio, un soldadito de plomo me miraba
con ojos fríos el escaparate a través.
Estuvo allí una semana tras otra,
y siempre que pasaba con mamá, lo veía con la mirada rota.
Y él me veía a mí, con esos ojos fríos,
siempre dándome escalofríos, y no me gustaba.

«Echo de menos al payaso de la sonrisa abierta, pensaba,
de la sonrisa macabra».
Pero seguramente algún otro niño se lo habría llevado ya.
Mientras tanto, quien llama la atención era el soldadito de plomo de los ojos cristalinos.

Soldadito lleva ya dos semanas en el escaparate, mirándome tras el cristal.
A veces pienso que me sigue con la mirada. A veces pienso mal,
pienso que por mucho que me mueva,
sus ojos me encontrarán,
y que por mucho que me esconda,
él, me verá.

Por eso, cuando pasamos mamá y yo por la tienda,
lo miré.
Pero en esos ojos de cristal,
no veo nada más que frialdad...
y me dan miedo.
Pero tampoco duró en escaparate;
al día siguiente ya no miraron el cielo.

En su lugar un osito gris.
Esta mañana, mamá no tenía que ir a trabajar, ni yo al colegio,
pero mamá tenía que comprar,
así, pasamos por delante de la tienda.

Con prisa íbamos, así que no vi al osito allí.
Al acabar las compras, mamá se encontró con una amiga suya
y yo me quedé pasmado en el cristal,
mirando al oso gris.

Sus enormes zarpas me hacían temblar,
por eso cuando miré sus zarpas, cerré mi puño y al momento, me arrepentí.
Apoyé mis manos en el cristal del escaparate y pensé, «quiero que me abrace».
Sentí algo malo. Y al segundo lo volví a sentir.
Un sudor frío.
Un temblor típico:
¿Temor, sí?

Corrí a manos de mamá,
y con ella, a casa me fui.
En el sofá pensé:
que echaba de menos la fría mirada del soldadito, al menos él me miraba
aunque la sonrisa del payaso me agradara más.

Sin embargo, el oso, sin casi ojos,
sentía, los abrazos rotos.
Sus sentimientos descosidos
convertidos en zarpas malheridas.
Y yo, que a todos temía,
pensé en cómo les iría,
sin que un chico como yo, les viera.

"Navidad está a la esquina,
los regalos comprados tras el árbol están
guardados los detalles esperan ansiados
a ser abiertos por los correspondientes amos";

Navidad ya llega,
abran los regalos
y descubran
los tesoros encantados".

Papá le dio dulces bombones a mamá,
mamá dulces abrazos,
Papá me entregó un regalo,
ambos esperaban calmados:

-¿Qué es? ¿Qué es?, digo

-Ábrelo y dínoslo.

El lazo verde se deslizó con elegancia,
las postales navideñas cayeron al suelo,
la sorpresa se descubría...
las lágrimas cayeron.

Mamá y Papá sonrieron,
el regalo en la estantería, colocaron
delante de mi cama, los acomodaron
y ahí están, decorando mi cuarto.

Los escalofríos helaron mi sangre,
mis peores miedos salieron
Ya no duermo,
ya no sonrío,
ya no abrazo a la gente.
Ya no soy un ingenuo crío.
Y en cada noche los oigo hablar:

«Sonríe», dice una sonrisa abierta. Y ríe.

«Mírame», dicen unos ojos cristalinos enrojecidos. Y lloran.

«Abrázame», se abren unas pezuñas descosidas. Y arañan.

"Sonríeme niño, sonríeme ya

Navidad te ha concedido un gran regalo
y éste es mi amabilidad"
(risas)

"Mírame chico, mírame igual
que mis ojos fríos llorarán.
Mírame con asco, mírame, me da igual
¿sabes qué escondemos?
Mírame a los ojos y lo sabrás"
(se oye a alguien llorar)

 "Abrázame pequeño, no cierres tu puño otra vez
quiero darte un fuerte abrazo con sinceridad
No me extrañes así, ven aquí y abraza a tu osito
o si no las zarpas a por ti, saldrán"
(rasguños en la alfombra)

 «Diez años después, un niño joven y apuesto se convirtió en él

el tétrico muñeco de los sueños pésimos
se llama Tin Teddy, y cuando anda se oye sus pies de plomo al pesar
Tin Teddy cuando ríe, ríe macabro
risa de un tétrico payaso.

Tin Teddy no te da abrazos
Tin Teddy te arranca de cuajo
Tin Teddy te secará tus lágrimas de espantó.

El niño Tin Teddy llegará cuando no le estés esperando...»

Tin Teddy ve a un niño reflejado,
en un espejo de un baño
"Eres pésimo", y ríe tétrico:
HA, HA!

Y aunque apuñales a Tin Teddy,
Tin Teddy nunca muerto.

¿Y cuándo sabes que llega Tin Teddy?, preguntan los niños al abuelo.

Porque Tin Teddy se va manifestando, te dice:
"Sonríeme niño, sonríeme ya
Navidad te ha concedido un gran regalo
y éste es mi amabilidad"
(y se oyen risas)

 "Mírame chico, mírame igual
que mis ojos fríos llorarán.
Mírame con asco, mírame, me da igual
¿sabes qué esconcemos?
Mírame a los ojos y lo sabrás"
(y se oye a alguien llorar)

 "Abrázame pequeño, no cierres tu puño otra vez
quiero darte un fuerte abrazo con sinceridad
No me extrañes así,
ven aquí y abraza a tu osito
o si no las zarpas saldrán a por ti"
(y notas arañazos en tu alfombra).

Vicky

L O+ L E Í D O · A Y E R

Maiduti

Se ve luz al final del túnel, se ve, Se ve a Maiduti aclamada por su envés: no la juzgan por su portada, quiere creer. Un nuevo deber en la agenda apuntada. Avanzan los pasos, los logros quedan cerca. Brindemos por los "ligeramente". No saborearemos el oro, pero en bandeja de plata yo se lo pondré. Se ve luz al final del sueño, se ve, del punto y coma duradero, a los tres. El continuará como dolor de barriga: podré decir que lo intenté.  ANTERIOR ["Inktober de Poemas: 4 de octubre: Maiduti"] SIGUIENTE

Buscando.

Me di cuenta tarde. Estaba efectivamente buscándote entre la gente. Tantos datos que me diste de ti y nadie coincide contigo en la calle. Temo siempre por distraerme y encontrarnos sin saber que lo hemos hecho, por eso miro a todos lados, antes de cruzar. Al frente si el semáforo está en rojo. A la muchedumbre si parece inmensa; busco quien destaque de entre la marea. Pero luego me doy cuenta de lo absurdo que todo parece. ¿Se estará dando cuenta alguien de este ridículo que estoy haciendo? Pero si nadie se percata, yo te seguiré buscando.

Hineni

Esa mirada que se esconde entre el cárdigan de tus palpitaciones y los soplos de a quien lanzas corazones es la que me intriga.   Andas siempre sonriente, con unos luceros como la noche observándome ¿qué es lo que pensaron entonces?, me pregunté ¿cuando aterricé sobre esos lunares buscando placer y encontré a dos estrellas fugaces esperando a otro viandante? No lo sé.   Hay satélites ambulantes que buscan dónde resguardarse de una soledad imparable, y buscan ubicarse, orbitando para fijarse en sólo una presencia inapagable como tú.   Pero dudo que estos hilos nos juntasen así que velo por tus sueños, desde tu olvido, y admiro desde otro sitio que esos ojos bonitos, amen a quien amen, encuentren un destinatario fiable. Esto es sólo un mensaje desde un dudoso remitente allá donde te encuentres, si me necesitas aquí estaré.  [ 29 de octubre con: CÁRDIGAN. Aportación de E udyptes] POEMTOBER SIGUIENTE

Nunca la misma; siempre diferente

Inmarcesible Que no puede marchitarse. Siempre el mismo discurso que no marchita, las mismas palabras cansinas, arrastradas, casi automáticas, sin ser románticas, siempre el mismo augurio, las mismas resignaciones prescritas, los mismos focos sobre la misma mirada de ojos: la nostalgia de poder haber sido otro quien se comiese el marrón. De los tiempos donde una se engañaba a sí misma y el reflejo le decía que no, que no eran buenos tiempos para sentir afecto ni pedir cariño, o la herencia, o la querencia en la que siempre se queda, esa estancia de indiferencia, no hay ventanas, sólo espejos y a caminar a tientas. Siempre es el mismo sermón inmarcesible en sus renglones, jugando en los laterales, recortando los bordes, sin ser extremistas opuestos, siempre conociendo las reglas, los juegos sucios, los trucos, temiendo los ases bajo las mangas, los puñales por la espalda. Siempre es el mismo resultado para quien juega en casa. Sin embargo nunca es la misma persona quien ...