Me ha visto amanecer la noche, y no sabía qué excusa ponerle. Me he sentido indispuesta y aun así he dado la vida por ella. He colgado las ojeras de mis grises que siempre piensan: ¿qué se duerme cuando ya no quedan Zzzetas ? Y he vuelto a darle cuerda a esta cabeza que a falta de horas con lo onírico, aprovecha a apaciguar lloros que puedan calmar mareas. Me has visto permanecer recta, no sé si a pie llego antes a la meta, pero sé que avanzo progresivamente, cada poco más contenta. Me has contagiado las faltas y las mechas, y ahora me toca a mí defenderlas. Aquí se iergue la sonambulista de las velas, porque cuando suena el vilo en vinilo, ya sabes que es ella.