Rocía... o no.
—Rocía aquí.
—Me llamo Anselmo.
—Mira, cariño, si vamos a estar así cada vez que te pida que rocíes algo, en la semana de bricolaje vas a acabar con un martillazo en la cabeza.
—Rocía aquí.
—Me llamo Anselmo.
—Mira, cariño, si vamos a estar así cada vez que te pida que rocíes algo, en la semana de bricolaje vas a acabar con un martillazo en la cabeza.