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Grabado en la piel [P.A. - 4:51]

 
"Gracias a personas como tú, brillo, brillamos. Es lo bonito de conocer tesoros bajo el mar. Que entonces teñimos al mar y queda dorado."
Poesía entrelíneas escondida
palabras que por escritas dan vida
sentidas quedan de lágrimas empapadas,
tatuajes que no están sobre la piel pintan
memorias, alegrías, instantes que encandilan
haciendo pechos palpitar al oírte decir: "nos hemos pasado la vida".

Hemos crecido, aunque no te lo digas
las veces que pasan y merecerías
hemos vivido, aunque te lo niegues
siempre directa.

Tengo días que son puntuales
de los que sacamos punta hasta hacer Andes
hileras y cordilleras de revelaciones:
de descubrirnos en los Alpes
cimas de clímax,
marismas de abrazos
que si algún día nos damos
será sin perder la sonrisa.
"Eres lo mejor que me ha pasado."

Siento que te ocupo espacio
un rincón queda posado en ti
un resto de poso que no terminas para tenerlo ahí,
siento que soy un grabado
que deja huella.
No quiero pesarte.
 
Pero conectamos.
Batería suficiente para decir
"bendito el día en que supe de ti",
que abrimos pieles cosidas y fuimos
musas de esquirlas
que recunstruyeron premisas:
reflejo de todo lo que sentí.

En eterna deuda en la que me siento
cuando incluso al humo de las velas suspiras
acunas mis inquietudes, me mermas,
susurras a otro tempo.
 
Cada día amo más mi cuerpo
porque ni una sensación de duda
si a ti me mostrase desnuda
creo que el rubor lo pintaría de arrebol,
y si me contemplase en tus luceros creyentes,
vería que hay un hilo del destino que nos teje
de punto en punto, en suspense
a la espera de que el ocaso bañe de placidez nuestras mentes. 
 
Y no importará que te hundas, habrá redes urdidas
conexiones que tejen, enhebras que quieren
que calmemos aguas sobre los estanques.
 

 



L O+ L E Í D O · A Y E R

Maiduti

Se ve luz al final del túnel, se ve, Se ve a Maiduti aclamada por su envés: no la juzgan por su portada, quiere creer. Un nuevo deber en la agenda apuntada. Avanzan los pasos, los logros quedan cerca. Brindemos por los "ligeramente". No saborearemos el oro, pero en bandeja de plata yo se lo pondré. Se ve luz al final del sueño, se ve, del punto y coma duradero, a los tres. El continuará como dolor de barriga: podré decir que lo intenté.  ANTERIOR ["Inktober de Poemas: 4 de octubre: Maiduti"] SIGUIENTE

Buscando.

Me di cuenta tarde. Estaba efectivamente buscándote entre la gente. Tantos datos que me diste de ti y nadie coincide contigo en la calle. Temo siempre por distraerme y encontrarnos sin saber que lo hemos hecho, por eso miro a todos lados, antes de cruzar. Al frente si el semáforo está en rojo. A la muchedumbre si parece inmensa; busco quien destaque de entre la marea. Pero luego me doy cuenta de lo absurdo que todo parece. ¿Se estará dando cuenta alguien de este ridículo que estoy haciendo? Pero si nadie se percata, yo te seguiré buscando.

Hineni

Esa mirada que se esconde entre el cárdigan de tus palpitaciones y los soplos de a quien lanzas corazones es la que me intriga.   Andas siempre sonriente, con unos luceros como la noche observándome ¿qué es lo que pensaron entonces?, me pregunté ¿cuando aterricé sobre esos lunares buscando placer y encontré a dos estrellas fugaces esperando a otro viandante? No lo sé.   Hay satélites ambulantes que buscan dónde resguardarse de una soledad imparable, y buscan ubicarse, orbitando para fijarse en sólo una presencia inapagable como tú.   Pero dudo que estos hilos nos juntasen así que velo por tus sueños, desde tu olvido, y admiro desde otro sitio que esos ojos bonitos, amen a quien amen, encuentren un destinatario fiable. Esto es sólo un mensaje desde un dudoso remitente allá donde te encuentres, si me necesitas aquí estaré.  [ 29 de octubre con: CÁRDIGAN. Aportación de E udyptes] POEMTOBER SIGUIENTE

Nunca la misma; siempre diferente

Inmarcesible Que no puede marchitarse. Siempre el mismo discurso que no marchita, las mismas palabras cansinas, arrastradas, casi automáticas, sin ser románticas, siempre el mismo augurio, las mismas resignaciones prescritas, los mismos focos sobre la misma mirada de ojos: la nostalgia de poder haber sido otro quien se comiese el marrón. De los tiempos donde una se engañaba a sí misma y el reflejo le decía que no, que no eran buenos tiempos para sentir afecto ni pedir cariño, o la herencia, o la querencia en la que siempre se queda, esa estancia de indiferencia, no hay ventanas, sólo espejos y a caminar a tientas. Siempre es el mismo sermón inmarcesible en sus renglones, jugando en los laterales, recortando los bordes, sin ser extremistas opuestos, siempre conociendo las reglas, los juegos sucios, los trucos, temiendo los ases bajo las mangas, los puñales por la espalda. Siempre es el mismo resultado para quien juega en casa. Sin embargo nunca es la misma persona quien ...