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De ti me libro [1503] Soy ese libro

Me estoy tomando el tiempo como un aperitivo lento
que la celebración arrastre todos los malos pensamientos,
se tiren por el balcón, arrastren iras, corajes, resentimientos,
la resignación ya no tendrá un papel principal en este cuento.
 
Me estoy tomando la celebración como lo haría la Reina del Tempo:
Sin prisa, con prosa,
sin cuestionarme la alegría que me provoca,
festejando la complicidad de pensar lo mismo:
a gusto estamos sin tu presencia.
Realmente eras un virus tuerto.
 
De ti me libro, dice el texto,
raro es que desde el minuto cero no lo celebro,
siento que es más maduro pensar en la resistencia que tengo
fuiste un sujeto más, ahora ya complemento,
de un boikot contra mi persona,
contra mi autoestima, contra mi cuerpo.
Ahora que no estás, es como quien se libra de un catarro
y sigue viviendo.

De ti me libro, dice un libro casi abierto
al que arrancaste hojas
sólo por ver si estaba por las dos caras escrito,
en el que garabateaste cosas
sólo por tapar el florescente de cómo brillo,
el que olvidabas en una estantería
y sólo fardabas de él si lo miraba algún interesado desconocido.
 
Soy ese libro que quisiste leer
pero tu IQ no podía ni contigo.
Soy ese libro que manchaste de café
pero el tiempo reveló que podía resistirlo.
Soy ese libro que deshilachaste por placer
pero queda siempre unido.
Soy las pegatinas que pegaste para infravalorarme
y ahora tienen más poder que tu ombligo.
Soy cada cosa negativa que intentaste relacionar conmigo.

Parecía que nunca iba a llegar,
pero la paciencia gana frente al exilio.
Soy como La palmera que se dobla pero aguanta el huracán,
porque filomena eran tus quejidos.

Soy ese desastre emocional que decías
que terror y poca paz traía a quienes se acercaban.
Hija de una borrasca infernal a la que se parecía.
Ésa soy.
La que una vez aparecieron las guerras,
luchó en frío, luchó quemadas
y luchó al humo de las velas.
 
Soy a quien temías si me tocabas la fibra
por ver cuándo saltaba la chispa,
soy quien cambió su actitud por pena de machacar a un ser inferior
y aplastarlo sólo con la superioridad moral y humana
que no te revelaba.
 
En fin.
De ti me libro.
Cayó en lunes.
Y desde entonces no son tan horribles,
sólo hay que saber apreciar cuando en ellos ocurre algo bueno.

L O+ L E Í D O · A Y E R

Maiduti

Se ve luz al final del túnel, se ve, Se ve a Maiduti aclamada por su envés: no la juzgan por su portada, quiere creer. Un nuevo deber en la agenda apuntada. Avanzan los pasos, los logros quedan cerca. Brindemos por los "ligeramente". No saborearemos el oro, pero en bandeja de plata yo se lo pondré. Se ve luz al final del sueño, se ve, del punto y coma duradero, a los tres. El continuará como dolor de barriga: podré decir que lo intenté.  ANTERIOR ["Inktober de Poemas: 4 de octubre: Maiduti"] SIGUIENTE

Buscando.

Me di cuenta tarde. Estaba efectivamente buscándote entre la gente. Tantos datos que me diste de ti y nadie coincide contigo en la calle. Temo siempre por distraerme y encontrarnos sin saber que lo hemos hecho, por eso miro a todos lados, antes de cruzar. Al frente si el semáforo está en rojo. A la muchedumbre si parece inmensa; busco quien destaque de entre la marea. Pero luego me doy cuenta de lo absurdo que todo parece. ¿Se estará dando cuenta alguien de este ridículo que estoy haciendo? Pero si nadie se percata, yo te seguiré buscando.

Hineni

Esa mirada que se esconde entre el cárdigan de tus palpitaciones y los soplos de a quien lanzas corazones es la que me intriga.   Andas siempre sonriente, con unos luceros como la noche observándome ¿qué es lo que pensaron entonces?, me pregunté ¿cuando aterricé sobre esos lunares buscando placer y encontré a dos estrellas fugaces esperando a otro viandante? No lo sé.   Hay satélites ambulantes que buscan dónde resguardarse de una soledad imparable, y buscan ubicarse, orbitando para fijarse en sólo una presencia inapagable como tú.   Pero dudo que estos hilos nos juntasen así que velo por tus sueños, desde tu olvido, y admiro desde otro sitio que esos ojos bonitos, amen a quien amen, encuentren un destinatario fiable. Esto es sólo un mensaje desde un dudoso remitente allá donde te encuentres, si me necesitas aquí estaré.  [ 29 de octubre con: CÁRDIGAN. Aportación de E udyptes] POEMTOBER SIGUIENTE

Nunca la misma; siempre diferente

Inmarcesible Que no puede marchitarse. Siempre el mismo discurso que no marchita, las mismas palabras cansinas, arrastradas, casi automáticas, sin ser románticas, siempre el mismo augurio, las mismas resignaciones prescritas, los mismos focos sobre la misma mirada de ojos: la nostalgia de poder haber sido otro quien se comiese el marrón. De los tiempos donde una se engañaba a sí misma y el reflejo le decía que no, que no eran buenos tiempos para sentir afecto ni pedir cariño, o la herencia, o la querencia en la que siempre se queda, esa estancia de indiferencia, no hay ventanas, sólo espejos y a caminar a tientas. Siempre es el mismo sermón inmarcesible en sus renglones, jugando en los laterales, recortando los bordes, sin ser extremistas opuestos, siempre conociendo las reglas, los juegos sucios, los trucos, temiendo los ases bajo las mangas, los puñales por la espalda. Siempre es el mismo resultado para quien juega en casa. Sin embargo nunca es la misma persona quien ...