Lidia, enhebra y a seguir
Sonará de románticos pero encontré paz en la librería de mi barrio. "Sólo eran un par de recados", me diré, pero la emisora de música italiana, montañas de libros por las que perderse, olor a aventura, a otros mundos, un agradable trato, almas cándidas...lo necesitaba, me evadí, podría quedarme todas las tardes allí. Fue un descanso. Al fin respiré. Pero al volver, el mausoleo me recibió después, luego decidir trasladar mi mente a un lugar lejos de allí. Floté, en humo me convertí, me miré a los ojos y mis pupilas me revelaron que el cauce se había secado, pero oía la tormenta desde aquí. Así que decidí ocultarme bajo el agua, borrar mi identidad, moverme como si no fuera yo quien estaba ahí. "Sobrevivir". Está tatuado a fuego en mí. "Sólo hay que saber seguir".